EL MUNDO • SUBNOTA › EL ORGANISMO DEBATíA ANOCHE EL DOCUMENTO DE APOYO A LA DEMOCRACIA BOLIVIANA
Anoche se negociaba un documento de apoyo al gobierno de Evo Morales, con llamados a evitar la violencia. No habría condena para Santa Cruz para no entorpecer la mediación que se lleva adelante.
› Por María Laura Carpineta
La OEA negociaba anoche qué tipo de apoyo le daría al gobierno de Evo Morales en su disputa con la rica y opositora Santa Cruz. Al cierre de esta edición, embajadores y representantes de todo el continente –excepto Cuba– escribían y reescribían el borrador de lo que sería la resolución final. Según adelantaron fuentes diplomáticas a Página/12, el texto saldría por consenso esa misma noche y se centraría en tres puntos: respeto al orden democrático y constitucional boliviano, respaldo político al gobierno de Evo Morales y rechazo a cualquier tipo de violencia. A pesar de las presiones de la delegación boliviana, la resolución no contendría una condena directa a Santa Cruz, si ésta llegara a declarar unilateralmente la autonomía mañana, después del referéndum. “Algunos países creen que no deberíamos ser demasiados enfáticos hasta que no logremos sentar a negociar a las dos partes”, explicó sin mucha convicción un miembro de la delegación de La Paz a este diario.
La resolución surgió como propuesta del Aladi, el bloque económico que congrega a América del Sur y México, y contaría con el apoyo de los países centroamericanos y del Caribe. Canadá y Estados Unidos presentaron algunas correcciones para “dar más libertad de acción a los mediadores de la OEA”, explicó un diplomático boliviano, que pidió no dar su nombre para no entorpecer el proceso. Más allá de los detalles del texto, lo que sí se acordó es que la resolución extenderá el mandato que ya tenía la Secretaría General de la OEA para facilitar el diálogo entre el gobierno de Morales y los prefectos opositores del rico Oriente boliviano.
Si éste es el mandato que aprueba el pleno de la OEA, el gobierno boliviano no habrá conseguido más que un rechazo nominal del continente a la autonomía que planea declarar mañana su departamento más rico. “Creo que para todos es claro que hay hechos que se van a producir en los próximos días en Bolivia que nos preocupan de manera fundamental que pueden conducir a consecuencias no deseadas en ese país”, había advertido horas antes el secretario general José Miguel Insulza frente al pleno del Consejo Permanente de la OEA, sin proponer una iniciativa concreta.
El encargado de abrir la sesión había sido el secretario de Asuntos Políticos de la OEA Dante Caputo. Primero leyó el informe sobre su última visita a Bolivia esta semana. Más que una conclusión, el ex canciller hizo un racconto sobre las reuniones que mantuvo con el presidente Evo Morales y más tarde con los prefectos de Santa Cruz y Cochabamba, Rubén Costas y Manfred Reyes, respectivamente. “Expresamos a los prefectos la necesidad de evitar hechos de violencia y de iniciar procesos de discusión así como de no aplicar de forma inmediata los resultados del referendo”, fue uno de los pocos comentarios que hizo.
Caputo cuidó muchísimo sus palabras, como si tuviera miedo de salirse del libreto. No expresó ninguna impresión, ni opinión. En cambio, prefirió leer la carta que le entregaron los prefectos opositores. En pocas líneas, los líderes de las regiones más ricas de Bolivia se decían “abiertos al diálogo” y “respetuosos de las reglas democráticas”. A diferencia de la reunión del sábado pasado en la que Insulza se tomó unos minutos para criticar la ambigüedad de los prefectos, esta vez nadie comentó la carta. “Fue evidente que intentaron ser vagos. En una situación como ésta, si hay voluntad de dialogar, uno tiene que ser claro”, sintetizó el embajador boliviano ante la OEA, Reynaldo Cuadros. “No es suficiente reiterar algo con palabras; hay que respaldarlo con hechos”, agregó.
Sin mediar preguntas o intervenciones, el canciller boliviano David Choquehuanca tomó el micrófono y acusó a la oposición de obstruir todos los intentos de acercamiento del gobierno. “Creíamos que la palabra de la OEA, de la Iglesia Católica y de la comunidad internacional sería escuchada. No fue así”, aseguró el líder indígena. Envalentonado por la vaguedad de la respuesta de los prefectos y el malestar que se respiraba en la sala, Choquehuanca atacó con todo a la oposición. “La OEA ya advirtió que podría haber violencia. Si esto sucede, ¿quién será el responsable?”, se preguntó antes de pasar al cuarto intermedio.
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