Jue 28.08.2008

EL MUNDO • SUBNOTA  › HABLó ANTE FANS Y DELEGADOS AFROAMERICANOS

Michelle cautivó con su seducción

› Por E. S.

Desde Denver

Con la cadencia de un gospel y sin las cámaras del mundo encima, Michelle Obama es mucho mejor que el robot que habló en el escenario central de la convención. Durante media hora, parece mirar a cada una de las quinientas personas del teatro donde se reúne el “Black Caucus” que agrupa a delegados y simpatizantes negros. “El tipo de persona que es Obama es el que ustedes conocen, el que yo conozco. Ya saben la historia familiar”, dice ahorrándose la enumeración de anécdotas personales. “La historia de ustedes es la que importa. Si para algo tiene que servir el ejemplo de que un dirigente negro sea presidente, es para que los millones que no están registrados lo hagan y voten, para que la comunidad presione y logre que aquellos que no pueden registrarse tengan derecho a ejercer su voto, para que la educación política y de la otra no sea un privilegio sino un derecho en nuestra comunidad.”

Una y cien veces, los simpatizantes aplaudieron y golpearon el piso con los pies, gritaron “es cierto” tras cada una de sus afirmaciones, totalmente adentro de un vínculo frente al que todo el resto parece sobrar. Michelle Obama trabajó durante décadas como dirigente comunitaria, ante público negro y frente a audiencias intimistas, y todo eso se nota. La mujer de Barack Obama se retiró por una puerta lateral y el público se agrupó entonces alrededor de sus otros líderes. Una pequeña multitud rodeaba a John Conyers, diputado por Michigan y dirigente histórico de la comunidad negra (va en búsqueda de su reelección número 21...): “¿Qué puedo decir? Es hoy o nunca, es la chance por la que hemos luchado todos estos años”.

Los caucus o bloques son una parte central de la vida partidaria, donde los demócratas se agrupan de acuerdo con una variedad de afinidades (étnicas, pero también sociales, laborales). Ayer, en los hoteles y centros de convención, en más de sesenta reuniones se discutía y se celebraba, sobre todo, el final de una era marcada por el apogeo de los Clinton.

Un piso más abajo de donde hablaba Michelle Obama estaba el caucus latino, que vivió su jornada más intensa en la transición de su masivo apoyo a Hillary (más del 70 por ciento de los delegados latinos) a su encolumnamiento detrás de Obama. “Todos decían que Hillary tenía resistencias para apoyar a Obama, que aún estaba atada a su candidatura”, decía desde el escenario un jefe de campaña local, con marcado acento latino. “Esa no es la Hillary Clinton que yo conozco. Ella va a estar por Obama, va a estar por el partido”, y culminaba su breve recorrido transicional: “Y además, déjenme decirles algo: si de algo también estoy orgulloso, es de Michelle Obama, una mujer preparada para ser primera dama desde el día uno”.

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