EL MUNDO • SUBNOTA › DEMóCRATAS Y REPUBLICANOS
› Por Mercedes López San Miguel
Una afirma que Barack Obama lidera en temas como la economía y la salud y tiene todas las chances de convertirse en el próximo presidente norteamericano. El otro dice, por el contrario, que McCain está en condiciones de ganar la elección gracias a su experiencia y confiabilidad. La legisladora demócrata Susana Mendoza (Illinois) y su colega republicano David Rivera (Florida) mantuvieron un contrapunto a través de una videoconferencia en la Embajada de EE.UU. en Buenos Aires.
En los siete u ocho estados clave que fueron republicanos en las últimas presidenciales, ahora los electores se inclinan hacia los demócratas: Colorado, Florida, Nevada, Ohio, Pennsylvania, Virginia, New Hampshire. Suman unos 47 votos electorales sobre un total de 270 que se necesitan para ganar. Si Obama se impone en la mayoría, seguramente obtendrá la victoria. Otro dato favorable es el empate que se está dando en bastiones republicanos como Indiana, Missouri y Carolina del Norte. McCain tiene que hacer campaña en la recta final en estados en los que antes no hacía falta. También, según muestran los sondeos, Obama se impone en el voto anticipado 2 a 1. Obama está mejor posicionado en una serie de temas como la economía y la salud, pero en seguridad nacional se ubica levemente más abajo que su contendiente.
McCain podría ganar las elecciones, pero le va a ser difícil. Obama cuenta con 252 votos electorales, seguramente gane en los estados demócratas que obtuvo John Kerry en 2004 y puede dar pelea en Iowa y Nuevo México. El Senado podría alcanzar una supermayoría demócrata, lo que significaría un cambio decisivo de las plataformas en el Congreso. La tragedia económica derivada de los ocho años de administración Bush perjudica a McCain, quien no logró abrirse a tiempo. La gente va a votar con el bolsillo. De todas formas, el aumento de la ventaja demócrata tiene que ver con la trayectoria de su campaña. Los ataques sucios de los republicanos fracasaron, provocando el efecto contrario, haciendo que hubiera una mayor confianza en Obama. Es que el candidato tuvo siempre buen juicio. Dijo no a la guerra de Irak y predijo sus pésimas consecuencias, en contraste con McCain, que estaría dispuesto a dejar las tropas por cien años. A nivel de liderazgo, el senador por Ilinois manejó la campaña de manera perfecta. Obama demostró tener calma y saber articular las posiciones sobre los temas que más interesan a los norteamericanos. Explicó que quiere recortar los impuestos al 95 por ciento de la población y los republicanos apagaron el volumen y no lo escucharon cuando afirmó que no quería aumentar los impuestos. McCain cambiaba todos los días su estrategia, mientras que Obama no entraba en pánico. Las familias estadounidenses tienen confianza en que Obama es la persona que va a saber liderar el país en tiempos de crisis. La campaña fue sólida.
Tenemos esperanza por dos cuestiones esenciales. Una, el colegio electoral. La elección es estado por estado, como si tuviéramos 50 votaciones. Antes de la crisis financiera apostábamos a ganar en los estados tradicionalmente republicanos y en los siete u ocho cruciales. McCain tuvo que incluir más lugares en donde hacer campaña, como Missouri, Indiana, Virginia y Carolina del Norte. El senador de Arizona puede ganar el voto electoral si triunfa en los estados tradicionales y en los oscilantes, pero no ganará el voto popular ante la abrumadora victoria de Obama en los bastiones demócratas. La otra cuestión es la experiencia de McCain frente a la inexperiencia de Obama. Dos veces se pensó que McCain estaba muerto, cuando tuvo el accidente en la guerra de Vietnam y al principio de las primarias. En varios temas McCain discrepa con Bush, por ejemplo, la tortura en Guantánamo. El candidato sobrevivió con creces a la crisis económica, la bajísima popularidad de Bush, a las dos guerras abiertas en Afganistán e Irak. Y es consecuencia de que muchos estadounidenses desconfían de la inexperiencia de Obama.
Si Obama lidera los sondeos es porque hizo una campaña perfecta que escondió los elementos más izquierdistas de Hollywood. Se les dio menos visibilidad a Ted Kennedy y Jesse Jackson. Claro, no pudo ocultar a su ex pastor Jeremiah Wright y al terrorista William Ayers. Y le convenía que las celebridades que en el pasado fueron muy activas en la campaña esta vez no salieran a apoyarlo en actos. Como senador, Obama fue el más izquierdista a la hora de aumentar los impuestos. Además, la campaña gastó muchísimo dinero y Obama mintió al prometer que se mantendría en el sistema de campañas públicas.
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