Walter Veltroni era considerado una estrella ascendente en el firmamento político italiano y no le molestaba que se lo comparase con Barack Obama. Aunque hace tiempo que se desempeña en política, el ex alcalde de Roma era considerado la garantía para un cambio en el panorama gris de la política de Italia.

Pero luego de la abrumadora victoria electoral del zar de los medios y multimillonario Silvio Berlusconi en abril del año pasado, Veltroni no encontró medios para detener la energía de su opositor y tampoco logró poner coto a las tensiones dentro de su propio partido.

Perteneció al Partido Comunista y durante su muy exitosa gestión como alcalde de la capital italiana (entre 2001 y 2008) logró unir a ex comunistas con católicos moderados en el nuevo partido de centroizquierda, el Partido Democrático, en 2007, con lo que Walter Veltroni fue elegido presidente por una gran mayoría.

Mientras que Berlusconi se acostumbró a manejarse con decretos de necesidad de urgencia para su política de seguridad pasando por alto al Parlamento en varias ocasiones, el líder de la oposición no logró resistir esos embates.

La derrota del centroizquierda en la isla del Mediterráneo significa el fin del ascenso de este romano de 53 años que luce anteojos de intelectual. Cerdeña demostró en forma inequívoca que la luna de miel entre Il Cavaliere y los votantes continúa, a pesar de la aguda crisis económica que padecen los italianos. Berlusconi conserva la “imagen del líder invencible”, señaló el diario romano La Repubblica. “¿A qué figura podrá apelar la oposición para combatir a Berlusconi en las próximas elecciones europeas de junio?”, agregó.

El ex primer ministro Massimo D’Alema hace tiempo que trabaja en bambalinas, al igual que Francesco Rutelli, correligionario de Veltroni, y el ex ministro de Economía, Pierluigi Bersani. Deben darse prisa. Las conmociones y renuncias no son plataformas apropiadas para una pronta recuperación.