EL MUNDO • SUBNOTA › LOS JEFES MILITARES SE TIENEN CONFIANZA DESPUéS DE LA RETIRADA
Las autoridades iraquíes se mostraron confiadas en la capacidad de su policía y de su ejército para mantener el orden una vez que los soldados estadounidenses se hayan retirado del país, como decidió el presidente Barack Obama, pese a las carencias de sus fuerzas de seguridad.
“Tenemos confianza en nuestras fuerzas armadas y en nuestros servicios de seguridad para proteger al país y consolidar la seguridad y la estabilidad y no tememos por Irak si las tropas estadounidenses se retiran”, declaró ayer el primer ministro, Nuri al Maliki. El ejército y la policía iraquíes, desmantelados por los estadounidenses tras la invasión de 2003, se fueron formando a partir de cero cuando la insurrección crecía y la violencia confesional devastaba el país. Irak dispone ahora oficialmente de 560.000 policías.
“No cabe duda de que las fuerzas iraquíes son capaces de asegurar la seguridad del país. Ya las hemos puesto a prueba y son capaces de asumir sus responsabilidades y de hacer frente a las amenazas”, declaró el portavoz del ministerio de Interior, el general Abdel Karim Jalaf.
El Ministerio de Defensa, que cuenta con 260.000 soldados, quiere reunir un ejército de 300.000 hombres dotado con equipamientos modernos, fusiles de asalto M-16 y aviones de caza F-16, cuya adquisición está negociando.
Para esta ambiciosa política, el gobierno ha asignado 8000 millones de dólares a las fuerzas de seguridad, la parte más importante del presupuesto de 2009.
“Somos autónomos en muchos aspectos, pero seguimos necesitando ayuda para la vigilancia de las fronteras, el ejército del aire, la marina, los sofisticados dispositivos de contraterrorismo y tenemos que progresar seriamente en materia de servicios secretos”, declaró recientemente el consejero iraquí para la seguridad nacional, Muafak al Rubaie.
Pero los consejeros militares extranjeros son menos optimistas. Según ellos, las carencias logísticas amenazan las capacidades operativas del ejército. “Si nos vamos hoy, podrá defenderse pero se disgregará rápidamente”, aseguró el comandante australiano John Snell, para quien la cadena de abastecimiento es la prioridad.
Por su parte, Estados Unidos, con miles de muertos entre sus tropas, un enorme pero desconocido número de víctimas iraquíes y un costo de cerca de un billón de dólares, se pregunta si la invasión de Irak, cuyo fin se vislumbra, realmente valió la pena.
A seis años del inicio de la guerra de Irak, el 60 por ciento de los estadounidenses estima que esta guerra no era necesaria, según una encuesta publicada por la cadena de televisión ABC. La víspera de la ofensiva de 2003, la misma proporción de encuestados, es decir cerca de dos estadounidenses sobre tres, decían estar a favor de la invasión. Pero las cosas cambiaron cuando fue revelado que Hussein no escondía ninguna arma secreta. Y luego la imagen del ejército estadounidense fue desprestigiada por el escándalo de las torturas en la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad.
El ex presidente Bush asegura que la historia le dará la razón y que Irak se volverá un Estado democrático pro-occidental de manera duradera, con un efecto estabilizador para Medio Oriente. El conflicto causó hasta el momento la muerte de 4200 soldados, 176 de los cuales se suicidaron, mientras que 31.000 fueron heridos, según cifras del Pentágono. Irak costó 687.000 millones de dólares a Washington, según el centro de reflexión Center for Strategic and Budgetary Assessments. Pero según otras estimaciones, el costo de aquí a 2012 podría alcanzar el billón de dólares.
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