EL MUNDO • SUBNOTA › CRISIS HUMANITARIA POR LA OFENSIVA PAQUISTANí
› Por Andrew Buncombe *
Unos 500.000 aterrados residentes del valle Swat en Pakistán han y huido o están intentándolo desesperadamente mientras el ejército intensifica una operación usando jets de combate y helicópteros artillados para “eliminar” a los combatientes talibán.
Mientras el ejército instensifica lo que puede ser la operación más determinante hasta la fecha contra los militantes extremistas, la ONU dijo que 200.000 personas habían llegado ya a áreas seguras en los últimos días mientras que otras 300.000 estaban en camino o listas para salir. La escalada de la operación comenzó después que el primer ministro de Pakistán, Yousaf Gilani, hizo un llamado público por la unidad. En un discurso televisado el jueves a la noche, Gilani dijo: “Le pido al pueblo de Pakistán que apoye al gobierno y al ejército en este momento crucial. Nos comprometemos a eliminar los elementos que han destruido la paz y la calma de la nación y querían tomar a Pakistán como rehén a punto de pistola”.
La lucha por echar al talibán de Swat llega en medio de intensas presiones de Estados Unidos y una profunda ansiedad en Pakistán sobre la diseminación de los militantes a áreas no más lejos que 90 kilómetros de Islamabad. El gobierno inicialmente había esperado ponerle fin a dos años de violencia en el ex refugio turístico, firmando un tratado de paz en el que acordaba establecer la ley islámica (sharia) en el valle y en las áreas vecinas. Sin embargo, el cese de fuego pareció alentar a las milicias talibán y sus combatientes se desplazaron al área adyacente de Buner.
Anoche, un vocero militar, el mayor general Athar Abbas, dijo por un canal de televisión paquistaní: “Un estimado a grosso modo es que hay entre 4000 y 5000 militantes en Swat. Esperamos la vuelta del orden del Estado”. Sin embargo, la operación –que el ejército dice que ya mató a miles de militantes– podría presentarle a Pakistán uno de los mayores problemas humanitarios. En Ginebra, Ron Redmond, un vocero del Alto Comisionado para Refugiados de la ONU (Acnur), dijo que ahora había un “desplazamiento masivo en el noroeste de Pakistán”.
Añadió: “El gobierno provincial estima entre 150.000 y 200.000 la cantidad de gente que ya llegó a áreas más seguras de la provincia fronteriza del noroeste (PFNO) en los últimos días, con otros 300.000 en camino o por salir. Los que huyen de la última escalada de hostilidades, se unen a otros 550.000 paquistaníes desplazados previamente que huyeron de sus hogares en las áreas tribales y en la PFNO desde agosto de 2008. Las nuevas llegadas van a presionar adicionalmente sobre los recursos”.
Lo que también sigue incierto es exactamente qué tendrá que hacer el ejército para limpiar y asegurar el valle del Swat y cuánto tiempo puede llevar. Mientras que el talibán puede estar superado en número, la ofensiva no es de un solo lado. “Están oponiendo una dura resistencia, no cabe duda. No creo que esto desaparezca muy rápido. Tomará semanas, si no meses”, dijo el general Talat Masood, un ex oficial militar convertido en analista. “Pero no es cuestión de empujarlos hacia atrás. El ejército tiene que mantener el territorio y luego establecer una estructura administrativa que le inspire confianza a la gente para que ésta regrese”.
Las operaciones del ejército se están llevando a cabo en tres distritos en unos 650 kilómetros cuadrados. Gran parte de la lucha se lleva a cabo en Mingora, el hogar de 360.000 personas antes de la insurgencia. Entre aquellos que permanecen, algunos han dicho que no han podido irse por el talibán que los puede utilizar como escudos humanos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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