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La inseguridad nuclear rusa
El jefe de seguridad nuclear rusa reconoció ayer que varios kilos de uranio se han perdido en la última década. Según Yuri Visnevski, en Rusia han desaparecido “gramos” de uranio altamente enriquecido destinado a fabricar armas. “Pero se cuenta por kilos el uranio para centrales civiles que falta”, declaró el funcionario. Esta es la primera vez que Rusia reconoce oficialmente la pérdida de sustancias nucleares. Durante años, el gobierno ruso había negado que sus centrales atómicas fueran peligrosas. Visnevski admitió que la seguridad de las centrales rusas “no es perfecta”. Aunque no relacionó la desaparición de uranio con operaciones terroristas, dijo que hay que endurecer la legislación rusa sobre seguridad nuclear. Según Visnevski, las fuerzas de seguridad de las centrales tendrían que tener autorización para derribar a aviones o helicópteros que vuelen cerca de las instalaciones. El responsable mencionó dos centrales atómicas donde desaparecieron cantidades considerables de uranio: la fábrica Elektrostal, cerca de Moscú, y un complejo químico en Novosibirsk, Siberia. Además, admitió que algunas centrales rusas no cumplen con las “normas mínimas” de seguridad.
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