El centroizquierda colombiano comenzó una diplomacia paralela para contrarrestar la política belicista de Alvaro Uribe y evitar una ruptura con Venezuela.

Esta semana el ex presidente Ernesto Samper, representante del ala más progresista del Partido Liberal, viajó a Caracas y conversó durante cuatro horas con Hugo Chávez sobre la tensión que provocó la cesión de siete bases militares a Estados Unidos. Compartió su disgusto por la unilateralidad de las decisiones de Uribe, pero le pidió que piense en los dos millones de puestos de trabajo que dependen del comercio bilateral antes de cumplir con su amenaza y congelar toda la relación con Bogotá. Hoy una segunda tanda de colombianos visitará al mandatario venezolano. Miembros del Polo Democrático, la fuerza de centroizquierda de Colombia, le recordarán a Chávez que aún le quedan amigos del otro lado de la frontera.

“Chávez me dijo que sintió maltratado porque jamás le informaron del tema de las bases y porque el tema de la venta de armas era totalmente injusto”, explicó ayer Samper al volver a Bogotá. El ex presidente colombiano se mostró comprensivo con el líder venezolano y su bronca, y consiguió que se comprometiera a reunirse con los gobernadores colombianos de los estados fronterizos.También se trajo la propuesta de nombrar a María Emma Mejía, una ex embajadora colombiana en Caracas, como mediadora entre los dos mandatarios.

Sin embargo, según relató Samper, Chávez ratificó que la solución a la escalada sólo se dará a nivel regional. “El escenario para resolver el tema de las bases es la Unasur; éste no es un tema de Venezuela, sino de la región”, contó que le dijo el mandatario. Uribe ya rechazó participar de la próxima cumbre presidencial de la Unasur, el lunes en Quito, y prefirió recorrer en tres días la región para discutir, uno contra uno, con los presidentes sudamericanos.

Con la popularidad de Uribe por las nubes y las negociaciones en marcha en el Congreso colombiano para conseguir la re-reelección el año próximo, la oposición en Bogotá tiene miedo de que se repita la crisis con Ecuador del año pasado. El 1º de marzo de 2008 las fuerzas colombianas bombardearon territorio ecuatoriano para matar al entonces número dos de las FARC, Raúl Reyes. Uribe nunca pidió disculpas por violar la soberanía ecuatoriana ni dijo que no lo volvería a hacer.

El presidente vecino Rafael Correa amenazó con romper relaciones con Bogotá si no reparaba la agresión y asumía responsabilidad por la muerte de ciudadanos ecuatorianos. Uribe no cedió y desde entonces los dos países andinos no mantienen relaciones diplomáticas a ningún nivel.

La secuencia parece repetirse un año después, con Venezuela. En una misma semana Uribe anunció al mundo que cedería las instalaciones de bases militares colombianas a las fuerzas norteamericanas y acusó a Venezuela de entregar armas de combate a las FARC, la principal guerrilla colombiana. Chávez sintió el cachetazo de inmediato. Mandó traer a su embajador en Bogotá y amenazó con congelar la relación.

“Los dos países se necesitan mucho y, en principio, creo que no pueden prescindir del otro. Pero no sé hasta dónde puede llevar el orgullo de Uribe”, advirtió el presidente del Polo Democrático, Carlos Gaviria. El dirigente opositor no participó de la comitiva del Polo que llegará hoy a Caracas porque está en campaña para las internas presidenciales de su fuerza, el mes próximo.

El jueves, Samper le ofreció un escenario de posibilidades a Chávez. “En Colombia todavía hay mucho espacio para discutir el asunto de las bases”, prometió el ex mandatario. Gaviria, en cambio, es más pesimista. “Nadie en el Congreso está cuestionando las bases y el único partido que hizo público su rechazo a las bases es el Polo. ¿Con quién va a negociar Uribe en Colombia? ¿Con nosotros que somos una minoría ignorada por su propio gobierno?”, señaló en diálogo telefónico con este diario.