José “Pepe” Mujica quedó muy cerca de ser elegido presidente del Uruguay por el Frente Amplio. ¿Dónde poner el acento del análisis? ¿En la trayectoria de un militante de izquierda guerrillero, preso desde 1971 hasta 1985, que hoy accede a la presidencia? ¿En el discurso de Pepe, que reivindica al mismo tiempo las políticas de salud y educación del gobierno del saliente Tabaré como la necesidad de inversión extranjera que tiene Uruguay? ¿En el recorrido de un partido –el Frente Amplio– que se entrometió en un escenario bipartidista, hizo base en la capital, más ilustrada y menos conservadora que el interior, y finalmente conquistó y se afianzó en un escenario nacional? ¿En las implicancias que tendría su triunfo en la relación con Argentina y el conflicto con las pasteras?

Elijo, en cambio, enorgullecerme de la política uruguaya por disentir, respetarse y consensuar políticas de Estado. Y elijo emocionarme porque probablemente empiecen a recorrer el camino de la verdad que la Ley de Caducidad cerró. Elijo, también, muy a la uruguaya, servirme un mate, no dramatizar las diferencias ni con ellos ni entre nosotros para volver, mañana nuevamente, a bregar por políticas de Estado en la Argentina.

* Especialista en Relaciones Internacionales. Investigadora senior, Flacso-Argentina.