Chile deslizó sospechas de que Perú escogió el momento para hacer pública la denuncia, ya que la captura del militar peruano se dio el 30 de octubre y tan sólo se conoció dos semanas después. En Santiago, políticos chilenos de todas las tendencias dijeron que existe una campaña para dañar la imagen de Chile. “Es una estrategia comunicacional concertada de Perú para crear la sensación de que Chile es un país belicista y agresor”, dijo el senador oficialista Jorge Pizarro, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Para Pizarro, “la verdadera molestia de Perú fue la autorización de compra de material militar de parte de Estados Unidos hacia Chile”. Esto en referencia a que el jueves el gobierno de Bachelet anunció que compraría a Washington más de 660 millones de dólares en armas, y el escándalo de espionaje se conoció pocas horas después.