El presidente hondureño derrocado Manuel Zelaya ya tiene fecha para dejar el país. Ayer su asesor Rasel Tomé confirmó que el mandatario utilizará el salvoconducto que firmó el miércoles el presidente electo, Porfirio Lobo, y el mandatario de República Dominicana, Leonel Fernández. Después de su toma de posesión, Lobo y Fernández visitarán a Zelaya en la embajada brasileña y lo escoltarán hasta el aeropuerto. Según el acuerdo que firmaron el miércoles, el presidente derrocado, su familia y sus colaboradores más cercanos serán recibidos simplemente como huéspedes, y después tendrán la libertad de viajar adonde quieran. La gran incógnita es si podrán volver a Honduras. Lobo ayer se comprometió a firmar una amnistía general, aunque el Congreso hondureño ya rechazó la iniciativa hace dos semanas. Es el mismo Congreso que lo echó del cargo y nombró al dictador Roberto Micheletti, quien a pesar de todas las presiones internacionales se negó a abandonar el sillón presidencial. Estados Unidos suspendió esta semana ocho visas más, lo que completa el gabinete y principales cargos de la dictadura. Micheletti no respondió, pero ayer anunció que se retiraría a su casa particular hasta el traspaso de gobierno, el miércoles próximo. Apenas un gesto superficial. Ayer la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunció que continúan las violaciones sistemáticas de derechos humanos y reclamó un retorno de la democracia real.