Desde México, D. F.

Al menos seis amenazas de ataque contra oficinas diplomáticas de Estados Unidos en el lado mexicano de la frontera ya habían ocurrido antes de las ejecuciones de tres personas vinculadas con el consulado de ese país en Ciudad Juárez. De acuerdo con fuentes estadounidenses, las amenazas habían sido lanzadas hace varias semanas contra consulados u oficinas de ese país a lo largo de la frontera, en la misma Ciudad Juárez, Chihuahua; en Matamoros, Tamaulipas y en Piedras Negras, Coahuila.

Las advertencias de posibles ataques fueron una señal de disgusto por la cooperación estadounidense con el gobierno de Felipe Calderón a través de la Iniciativa Mérida y en un proyecto aún sin nombre, al que se hace referencia como Mérida 2.0, de acuerdo con las fuentes citadas por un medio mexicano. El asesinato de tres personas vinculadas con el consulado estadounidense en Ciudad Juárez (foto) sólo sorprendió a quienes creían que los narcos mexicanos no se atreverían a atentar directamente contra intereses de Estados Unidos.

Apenas hace unas semanas, el ex embajador estadounidense en México y alto diplomático en la Administración Bush, John Dimitri Negroponte, realizó una rápida visita a México y sostuvo entrevistas privadas con personas “muy bien enteradas de lo que sucede” en el país. De acuerdo con filtraciones a la prensa mexicana, Negroponte habría escuchado cómo el gobierno de Calderón no puede resolver el problema de violencia que desató al declararle la guerra al narcotráfico, e incluso que no tiene el equipo para salir adelante.

Esta versión coincide con las declaraciones de Christopher Sabatino, integrante del Consejo de las Américas, quien aseguró que los asesinatos de ciudadanos estadounidenses el sábado pasado “cambian el juego” y cuestionan a la administración de Calderón. “Ahora que ciudadanos estadounidenses, claramente funcionarios del gobierno de Estados Unidos, han sido atacados, habrá menos confianza en que las autoridades mexicanas puedan por sí mismas brindar la debida protección a los diplomáticos”, dijo Sabatino.

Más allá del envío de decenas de agentes federales a México para investigar los crímenes y, de paso, evaluar el desempeño de Calderón, una primera reacción diplomática sería la probable cancelación de la visita a México de Michelle Obama, la esposa del presidente estadounidense, programada del 13 al 15 de abril.

Medios en Washington han considerado que la eventual suspensión de esa gira no obedece a cuestiones de seguridad, sino a la negativa percepción que causaría la primera salida internacional de la primera dama estadounidense, sin ser parte de la comitiva de Barack Obama. Las críticas serían severas, por dirigirse a un país en el que acaban de matar a tres estadounidenses. Por lo pronto, el consulado norteamericano en Ciudad Juárez ha permanecido cerrado los primeros días de esta semana por luto; ayer izaron la bandera de su país a media asta. Es la segunda vez que un consulado estadounidense en la frontera cierra por violencia en este mes, luego de que la misión diplomática en Reynosa, Tamaulipas, suspendió sus actividades durante varios días por la violencia en esa zona a fines de febrero.