EL MUNDO • SUBNOTA › OPINIóN
› Por Juan Gabriel Tokatlian, Beatriz Sarlo y Roberto Russell *
El gran esfuerzo que muchos países latinoamericanos hicieron para dar al accionar de las Naciones Unidas en Haití un sentido de solidaridad y apoyo al pueblo que lideró la independencia colonial en la región, requiere hoy un nuevo análisis y un redoblado ímpetu en nuestras políticas exteriores.
Por eso como ciudadanos de Sudamérica dedicados al análisis de los asuntos de política internacional, seguridad y defensa, consideramos necesario hacer llegar a nuestros gobiernos e instituciones regionales nuestras reflexiones sobre la actual situación en ese hermano país:
1 Pensamos que todo lo construido en la región para recuperar el funcionamiento de nuestras democracias nos obliga a poner como prioridad la necesidad de fortalecer el proceso democrático que comenzó en Haití con la elección del presidente Préval. Haití es la democracia más joven y débil de América latina y está inmersa en un proceso complejo y hasta contradictorio de aprendizaje. No obstante, no hay posibilidad de construcción de institucionalidad y práctica democrática sobre la base de manipulación y fraude electoral, como a pedido del gobierno haitiano lo constató la OEA. Tanto el gobierno haitiano como la Misión de la ONU (con mandato específico sobre la gobernabilidad), deben garantizar elecciones respetuosas de la voluntad del electorado, de lo contrario, se acrecentará la ya grave crisis (humanitaria, económica, política, social, e institucional) y se arribará al fracaso de la misión. Estamos frente al punto de inflexión para la Minustah.
2 Creemos que para bien de los haitianos, debido al compromiso positivo asumido por Latinoamérica para con el futuro democrático de Haití, y para la comunidad internacional que quiere continuar asistiendo al pueblo haitiano, la presencia de J. C. Duvalier (“Baby Doc”) en Haití y su eventual participación en la arena política local resultan contradictorios con los valores elementales en materia de derechos humanos que deben primar en todos los países del mundo. Bogamos para que la República de Haití investigue, procese y condene a Duvalier por sus crímenes contra la humanidad.
Es como si los dictadores de nuestras tierras retornaran a sus naciones amparados en la impunidad. La presencia de Duvalier puede ser, ahora sí, la antesala a una sangría nacional desbordada en el marco de la fenomenal crisis que afecta a Haití
3 Solicitamos que se convoque a una reunión extraordinaria en el marco del Mercosur, más Chile, para acordar una postura del Cono Sur frente a lo que viene sucediendo y preparar un comité de crisis en el evento de un descontrol de la situación. En ese caso, TODAS las opciones futuras deben quedar abiertas y el Cono Sur podría iniciar las consultas con los otros países latinoamericanos en el marco del 2x9 acerca de escenarios posibles.
4 Además nuestros gobiernos deben convocar de urgencia al Consejo de Cancilleres de Unasur para que con la colaboración de otros organismos –como el CDS—, efectúen una revisión inmediata de la situación, convocando al embajador de la organización en dicho país así como al secretario General de la OEA. Dicha reunión debería organizar, también, una visita de urgencia de una misión especial de cancilleres al país y definir de una buena vez la propuesta a los presidentes para cubrir la Secretaría General del organismo.
5 Asimismo nuestros gobiernos deben reclamar que en el eventual caso de un reemplazo del ex presidente Clinton como coordinador de la Comisión para la Reconstrucción de Haití, dicha figura debe recaer en un ex presidente de los países que aportan el grueso del componente militar de la Minustah. Si así no fuera tendría que quedar en claro que ello puede modificar el espíritu y el alcance de la cooperación hoy existente. El nuevo fracaso de la comunidad internacional en encontrar las fórmulas adecuadas para la tarea de reconstrucción de Haití debe asumirse según la distinta carga de responsabilidad de las diversas partes que componen la comunidad internacional.
6 Nuestros países pueden sugerir que mediante una acción concertada entre el próximo secretario general de Unasur, el actual secretario de la OEA, el actual representante de la ONU en Haití y el responsable militar de Minustah (Brasil) aboguen conjuntamente para que en el próximo mandato del Consejo de Seguridad se reanalice el encuadre legal y los objetivos de la misión, flexibilizando la estructura de la misma para que pueda dar mejor apoyo a las labores de reconstrucción.
* Junto a: Mariano Aguas, Juan Manuel Alessandro, Ariel Armony, Justino Bertotto, Pablo Boulcourf, Antonio Camou, Sergio Caplan, Miryam Colacrai, Andrea Chiappini, Enrique Del Percio, Khatchik Der Ghougassian, Sergio Eissa, Arturo Fernández, Enrique Gallesio, Enzo Girardi, Gustavo Gorriz, Leandro Heguilein, Rubén Heguilein, Fabián Lavellen Ranea, Roberto López, Germán Montenegro, Carla Notari, Vicente Palermo, Norberto Pascale, Daniel Romano, Luis Tibiletti y Tomás Varnagy.
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