“Creo que Sánchez de Lozada fue demasiado lejos y que es un poco tarde para salir a negociar”. Con estas palabras, el analista político boliviano Jorge Lazarte expresó ante Página/12 su impresión de que el caos que ocurrió ayer en su país es la antesala de la renuncia de un gobierno que lleva nada más que seis meses en el poder con un récord de conflictos sociales sin resolver a cuestas.
–¿Es ésta la antesala de la dimisión de Sánchez de Lozada?
–Es muy probable. Me parece que el presidente fue demasiado lejos en su intento de imponer medidas que no tenían ningún consenso y sin base política sólida que lo apoyara a él. Pasaron apenas seis meses desde que asumió y Sánchez de Lozada no comprendió el mensaje de las urnas: asumió la presidencia por un acuerdo parlamentario en unas elecciones donde a los principales partidos no les fue bien y cuyo principal emergente es precisamente Evo Morales, que enfrenta al actual régimen. No dio ninguna señal de haber comprendido esto y hasta se empeñó en buscar el enfrentamiento. El hecho de que haya una fractura nada menos que entre el gobierno y la policía hace pensar en que quizás Sánchez de Lozada se haya acordado de negociar demasiado tarde.
–¿Hasta dónde esto está originado en las debilidades del gobierno y hasta dónde en la resistencia de diversos sectores, entre ellos el de los cocaleros de Evo Morales?
–El gobierno actual es quien se ganó la oposición que tiene. Aquí está ocurriendo una situación parecida a la Argentina en los tiempos finales de De la Rúa: el gobierno actúa en forma automática, casi autista, y al final decanta una resistencia espontánea, que une diversas clases sociales, que excede organizaciones ya constituidas como los cocaleros.
–¿Sánchez de Lozada terminará entonces como De la Rúa?
–En todo caso, el presidente actuó como si gozara de credibilidad, como si el sistema político que él encarna gozara de la confianza pública, y con ello no hizo otra cosa que alejar el poco apoyo que podía generar. En eso se parece a De la Rúa, pero todavía es pronto para saber si éste es su fin. Yo no veo cómo puede reconstituir alguna alianza política que le permita sobrevivir, pero tiene que dar señales tan distintas a las que dio que no sé si podrá darlas.
–¿Qué margen de acción tiene Sánchez de Lozada para dar estas señales, teniendo en cuenta que Bolivia es un país seguido muy de cerca por Estados Unidos por el tema del narcotráfico?
–Sánchez de Lozada negoció mal con Estados Unidos y con el FMI. No tenía ninguna razón para querer imponer un ajuste brutal para bajar el déficit fiscal del ocho al cinco por ciento. Podía negociar que dicha reducción fuera mucho más suave sin ningún problema. Nadie le pidió que fuera tan buen alumno.
–¿Qué influencia pueden tener en la resolución de este conflicto Jaime Paz Zamora, aliado del presidente, y Manfred Reyes Villa, que es otro personaje emergente de las pasadas elecciones?
–Paz Zamora se distanció ahora del presidente por razones obvias, pero su incidencia no parece ser mucha: está tan desprestigiado como Sánchez de Lozada y representa lo mismo que él. En el caso de Reyes Villa, él ya dibujó su perfil opositor y aunque no apunte a terminar con el gobierno, tampoco le dará mucho margen de acción.