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Los últimos conjurados
El gesto del coronel Pedro Luis Soto en Caracas no se trata de un hecho aislado. Bajo el título Manifiesto Militar de Caracas, un grupo de militares en actividad denunció a mediados de enero “la ineptitud” del gobierno que preside Hugo Chávez, a quien califican de “soldado sedicioso”. El pasado día 2 de este mes, 3400 militares publicaron otro manifiesto que pedía enjuiciar a Chávez.
El extenso manifiesto militar de mediados de enero, un auténtico pronunciamiento, pidió a Chávez “su rectificación y diálogo en la forma como conduce el país, y requerimos el apoyo de todos los venezolanos para lograr ese fin”. Los conjurados se lamentaron de que se les haga aparecer “como centuriones de una causa revolucionaria, de un soldado sedicioso, ofendiéndonos por ser una posición ajena a todo aquello a lo cual le debemos lealtad y que nos hace renunciar hasta la vida misma, con tal de que se cumpla con el objetivo del respeto a la Constitución nacional y a las leyes de la República”.
Los militares advertían a Chávez sobre “las causas que, a nuestra manera de ver, conducen al país por el camino de la anarquía y la destrucción”. Decía el manifiesto: “Hoy las necesidades económicas son mayores, gracias a la ineptitud de su gobierno. Su verbo insolente y destructor del orden social exacerba el ánimo de los menesterosos, presas del hambre y la miseria”. Los militares acusaban a Chávez de encarar “una estéril revolución. Su proyecto es débil, engañoso y de política incompleta” y de emplear un verbo “recargado de una vulgaridad contraria a la decencia y a la educación con que un padre debe dirigirse a sus hijos para obtener de ellos el respeto debido, ofende al gentilicio venezolano”. Los firmantes del manifiesto añadieron que Chávez se comporta como “una persona hostil e indeseable”, “incoherente e ignorante” y le piden: “No mancille más el uniforme de teniente coronel de nuestro glorioso ‘Ejército venezolano forjador de libertades’”.
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