Vie 27.04.2012

EL MUNDO • SUBNOTA  › ULTRACATOLICOS Y BERLUSCONISTAS EN APUROS

Aliados pecadores

› Por Elena Llorente

Después del partido Liga Norte, aliado de Silvio Berlusconi, seriamente dañado por un escándalo de corrupción, le ha llegado el turno a un aparentemente respetable miembro del partido del ex primer ministro, el Pueblo de la Libertad (PDL). El presidente de la región Lombardía, Roberto Formigoni, miembro de la organización ultracatólica Comunión y Liberación, elegido cuatro veces consecutivas al frente de la región más rica y más poblada de Italia, cuya capital, Milán, es el corazón financiero de la península, es sospechoso de corrupción. Al parecer se habría dejado pagar vacaciones millonarias por un lobbista, es decir un miembro activo de un grupo de presión, también cercano a Comunión y Liberación, arrestado desde noviembre.

El escándalo se destapó cuando uno de los fiduciarios suizos del lobbista detenido, contó que éste, Pierangelo Daccó, había pagado vacaciones millonarias a Formigoni, un colaborador suyo y su esposa en varias oportunidades. Daccó fue arrestado, entre otras cosas, por haber creado fondos de millones de euros en negro, presuntamente para financiar así otras actividades o corromper a funcionarios. Daccó está implicado en al menos dos desastres financieros, el de un súper hospital privado fundado por un sacerdote, el San Raffaele de Milán –ahora intervenido, pero que quebró por una deuda de 1400 millones de euros– y el de la Fundación Maugeri (teóricamente dedicada a la investigación) de Pavia, a la que habría desviado fondos por valor de 70 millones de euros, justificándolos como consultorías y contratos ficticios.

Sobre la amistad entre Daccó, Antonio Simone (también arrestado) y Formigoni no hay dudas, pero este último asegura que las vacaciones eran de grupo y que los gastos luego se dividían, aunque no hay rastros de esta división, pero sí de los totales en la tarjeta de crédito de Daccó.

Si se le puede dar un comienzo a esta historia, que está ambientada sobre todo en el área de la salud pública, fue en 1997, dos años después de asumir por primera vez Formigoni la presidencia de la Lombardía, cuando fue aprobada una ley regional que ponía al mismo nivel el servicio público y el privado de salud. Es necesario aclarar que, en Italia, la salud pública es sólo gratis para quien no tiene ingresos suficientes y debe demostrarlo. De lo contrario se paga un ticket, es decir un porcentaje del servicio que se recibe. Al haber una paridad entre el servicio público y el privado, las clínicas y hospitales privados pudieron ofrecer buena parte de los servicios que ofrecían los hospitales públicos. Desde entonces, los ciudadanos pagan igualmente el ticket, pero el Estado reembolsa al privado la diferencia. En este sentido, el San Raffaele de Milán recibía, por ejemplo, unos 400 millones de euros de reembolsos anuales de la región Lombardía y la Fundación Maugeri alrededor de 100 millones.

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