EL MUNDO • SUBNOTA › LA OPINIóN DE UN CENSOR EN LOS ARCHIVOS DE LA DICTADURA
En los papeles secretos de la dictadura brasileña, ahora abiertos al público, hay de todo. Y el conjunto revela cómo funcionó la alucinada red de presión y opresión durante la larga noche de la dictadura que se instaló en 1964 y sobrevivió hasta 1985. La vigilancia sobre académicos, artistas e intelectuales revela lo insólito del trabajo de los espías, su ignorancia, sus prejuicios. Un rápido vistazo a los documentos referentes a Chico Buarque de Hollanda, el más vigilado y monitoreado de todos, muestra obsesiones que oscilan entre el ridículo y lo enfermizo.
En el informe sobre un concierto histórico, que reunió en Bahía, en 1972, a Caetano Velloso y a Chico Buarque de Hollanda, el censor dedica amplio espacio a especular sobre la sexualidad de los artistas. Decía en su informe: “Hubo situaciones que herían la moral de las familias allí presentes. Pudimos observar en Caetano Veloso ademanes homosexuales, un tanto exagerados, mucho más apropiados para una persona del sexo femenino”. Pero aclaraba: “Cantó músicas que, a mi entender, nada representan de anormal”.
Chico Buarque era descripto como “un individuo de postura masculina normal”, pero, eso sí, “que no respeta la censura y canta músicas prohibidas”. El mismo burócrata, un cierto Eduardo Henrique Almeida, agrega: “Ya en Belo Horizonte, donde estuve, constaté las provocaciones de Chico Buarque de Hollanda, siempre irrespetuoso de las determinaciones de la censura. Es necesario ponerle un fin a esos episodios que no hacen más que desgastar a la autoridad”.
Acusado de haber financiado a organizaciones armadas, Chico comenta: “Jamás he dado dinero a organizaciones o a partidos. Puede que haya ayudado a algún miembro de alguna organización o partido de izquierda, pero en aquel tiempo uno no le pedía el carné a nadie. Ayudaba, y listo. En general, yo contribuía con lo que recibía como premios, o con la renta de conciertos. Lo hice durante años, de mediados de los ’70 a fines de los ’80, y todo el mundo sabía que yo donaba, ayudaba.”
Entre los documentos, se afirma que, en 1969, Chico era uno de los que financiaban el Partido Comunista. “Lo único que sé es que en 1969 yo estaba exiliado en Roma, en un período de grandes aprietos financieros, porque no lograba cobrar derechos en Brasil. Aunque quisiera, no tendría con qué ayudar...”
Parte sustancial de la documentación sobre Chico Buarque se refiere al viaje que hizo a Cuba, en 1978, para integrar el jurado del concurso literario de la Casa de las Américas. A aquellas alturas, Chico acumulaba vasta experiencia en ser llevado, bajo amenazas de todo tipo, para sesiones de interrogatorio. Pero esa vez, no se contuvo.
Tan pronto bajó del avión en compañía de la actriz Marieta Severo, con quien estaba casado, fueron detenidos para un primer interrogatorio. Una semana después, nueva convocación. Y entonces, él se negó a contestar a las preguntas. “Al contrario de las ocasiones anteriores, donde me regañaban y amenazaban, aquella vez el tono fue de provocación, y contesté en el mismo tono”, recuerda Chico. Dijo, y quedó registrado: “Estoy obligado a contestar preguntas en lugar de trabajar. Trabajo diez horas al día y a cada rato pierdo un tiempo precioso en la policía”. Y se rehusó a seguir.
Antes de abandonar la sala, escribió en un papel: “El 27 de febrero de 1978, al ser interrogado, me negué a contestar las preguntas que me formularon”. Y firmó.
Cuando llegó a la calle, temblaba de ira y de temor. Y siguió cantando.
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