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Uday, el más rebelde
En 1996, el mayor de los cinco hijos de Saddam, casi muere en un atentado chiíta. Quedó inmovilizado de la cintura para abajo y un equipo de médicos cubanos se instaló en Irak para rehabilitarlo. Recién en el ‘99 pudo volver a caminar sin muletas. Pero Parisoula Lampsos, que se autoproclama la ex amante de Saddam, tiene otra versión del atentado. Según ella, Saddam ordenó el asesinato de Uday porque pensaba que era muy rebelde y que en el futuro se podía convertir en un dolor de cabeza para el presidente iraquí. Se dice que en 1988 mató al cocinero de su padre y que unos años después le pegó un tiro en la pierna al medio hermano de Saddam, Watban Ibrahim.
Hasta antes de la guerra, Uday dirigía el cuerpo militar de los fedayines, un cuerpo de milicianos fieles a Saddam. Desde 1999 era diputado en el Parlamento iraquí. También presidía la Unión de Periodistas y el Comité Olímpico. Cuando cayó el régimen de su padre, los jugadores de la selección iraquí de fútbol empezaron a contar que Uday los torturaba cada vez que perdían un partido. Durante el embargo impuesto por la ONU después de la primera Guerra del Golfo, Uday se encargó de dirigir el contrabando de productos importados. Estudió ingeniería en la Universidad Politécnica de Bagdad e hizo un doctorado en Ciencias Políticas. Su tesis fue sobre “El futuro de la nación árabe en el siglo XXI”, donde predijo la caída de Estados Unidos como superpotencia.“Desde el atentado, leía todo lo que encontraba sobre los chiítas”, dijo alguna vez un ex colaborador suyo. Al igual que a su padre, le gustaba tomar coñac y era un tipo coqueto: en su casa tenía un gimnasio lleno de espejos y aparatos de musculación.
Informe: M. B.
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