Jue 14.08.2014

EL MUNDO • SUBNOTA

Munición viva

Tres miembros palestinos de un equipo local de desactivación de bombas y dos periodistas –incluyendo una italiana que trabajaba para Associated Press– murieron ayer mientras intentaban desactivar artefactos explosivos sin detonar que dejó la guerra de un mes en Gaza. Los periodistas estaban cubriendo las operaciones del equipo especializado en eliminar y neutralizar unos 2000 artefactos explosivos que quedaron sin detonar. El trabajo del equipo es especialmente peligroso porque los miembros no tienen la ropa protectora o aparatos de control remoto y de rayos X. Aquellos que murieron ayer fueron nombrados por los médicos como el videoperiodista italiano Simone Camilli, 35; el traductor freelance palestino y periodista que trabajaba con él, Ali Abu Shehda Afash, de 36; y tres ingenieros en desarme de bombas, Hazem Abu Murad, Bilal Mohamed al Sultán y Taysir al Houm. Otras cuatro personas resultaron gravemente heridas, entre ellas un fotógrafo de Associated Press, Hatem Moussa. Abu Murad, de 39 años, lideraba a los 70 ingenieros especialistas en desactivar bombas en Gaza. Aunque empleado por el gobierno de facto de Hamas, tenía formación de la Unión Europea y los Estados Unidos y había trabajado bajo el antiguo régimen de Al Fatah. En el hospital Shifa de la ciudad de Gaza, un testigo ocular, con heridas de metralla, Yahya al Zani, 20, dijo que había ido a recoger su diploma de graduación y estaba esperando un taxi en el norte de Beit Lahiya cuando vio el equipo a unos 20 metros de distancia, incluyendo a un hombre que trabajaba en lo que parecía ser un proyectil de tanque. “Algunos otros estaban fotografiando cuando trataban de desactivarla –dijo–. Entonces hubo una gran explosión y vi cinco o seis cuerpos destrozados.” El fotógrafo de AP Hatem Moussa se sometió a una cirugía abdominal en Shifa y también estaba siendo tratado por lesiones en las piernas y la cabeza. En el hospital de Beit Lahiya Kamal Adwan, adonde los muertos y heridos fueron trasladados inicialmente, el hermano de Abu Murad Majdi, fuera de sí por el dolor, al ser abrazado por un médico que le ofrecía sus condolencias, dijo: “Doctor, por favor tráigame a mi hermano de vuelta”. Hanin Othman, colega de Abu Afash que trabajaba en la sucursal local del Centro de Doha para la Libertad de Medios, decía: “El era como de la familia. Era mi hermano, mi amigo”.

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