EL MUNDO • SUBNOTA
› Por Darío Pignotti
El gobierno brasileño garantizó que no comprará aviones de guerra norteamericanos, los Super Hornet, desmintiendo las versiones sobre la anulación del acuerdo con Suecia para la adquisición de los cazas Gripen. Así lo informaron dos diplomáticos consultados por Página/12. “La decisión sobre los cazas fue tomada en diciembre 2013 no hay nada a ser discutido,...la decisión esta siendo implementada con el plan de adquisición y financiamiento...(los aviones) serán fabricados en Suecia y en Brasil” dijo Paulinho Carvalho, director del Departamento de EE.UU. de la Cancillería. “A menos que usted tenga algún elemento nuevo el tema caza ya fue resuelto, está fuera de cualquier agenda” entre Dilma y Obama, reforzó el embajador Carlos Paranhos, subsecretario de Exteriores.
En las últimas semanas surgieron especulaciones sobre la presión del ministro de Hacienda Levy, amigo de Washington, para archivar el acuerdo con Suecia y optar por las aeronaves fabricadas por Boeing, cuya representante en América Latina es Donna Hrinak, ex embajadora en Brasilia y Caracas. Optar por aviones estadounidenses o suecos es, en buena medida, definir la matriz de la industria militar y la política de Defensa. Durante el gobierno de Lula fue firmado un “acuerdo estratégico” con Francia en el que se incluían 24 aviones de combate Rafale, compra que sería archivada Rousseff quien ratificó incorporación de submarinos franceses, uno atómico, a la flota brasileña. Ella también mantuvo en pie contratos con Rusia. Durante la conferencia de prensa ofrecida por los diplomáticos Paranhos y Carvalho en la Presidencia se mencionó la expectativa sobre la reunión de hoy en Washington entre el ministro de Defensa Jaques Wagner y su par Ashton Carter. Poco antes de que Dilma embarque hacia Estados Unidos el Senado brasileño aprobó una ley sobre cooperación en Defensa y otra de intercambio de informaciones secretas, que estaban hibernando desde 2010, año de otro chispazo bilateral luego de que Lula se aproximó a Irán. No se descarta que mañana Dilma y Obama hablen de un Acuerdo de Cooperación en Defensa (ACD) favorecido por el deshielo que enmarca a este viaje. El anterior ACD fue denunciado en 1978 por el dictador Ernesto Geisel iracundo con la política de Derechos Humanos de Jimmy Carter, que también cuestionó el pacto nuclear entre Brasil y Alemania.
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