Después del shock del Brexit, las grandes empresas estadounidenses se esfuerzan en no ceder al pánico y reclaman claridad sobre el futuro del mercado británico, puerta de entrada tradicional al continente europeo. Los grandes emblemas del “Corporate USA” se apoyaron durante largo tiempo en el Reino Unido, atraídos por una situación fiscal ventajosa, lengua y cultura comunes, pero también por un acceso al mercado único europeo y a sus cientos de millones de consumidores. “Las inversiones estadounidenses en Gran Bretaña suman más de 500.000 millones de dólares y muchas de ellas se produjeron para llegar a los consumidores británicos pero también a aquellos del continente europeo’’, afirma Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Con 56.100 millones de dólares de exportaciones en 2015, el Reino Unido es principal destino de mercancías estadounidenses en la Unión Europea. El sector de servicios, sobre todo el financiero, es igualmente presente en la City de Londres, donde Wall Street emplea a decenas de miles de personas. Las grandes empresas estadounidenses evitan cualquier juicio precipitado pero expresan su deseo de saber más sobre la nueva relación económica que el Reino Unido debe establecer con sus ex socios de la UE.