EL MUNDO
• SUBNOTA › GABRIEL LIEBTIONG (24) *.
“Acá ando más tranquilo por la calle”
Honestamente yo vivo la situación de Medio Oriente como la vivo en Argentina, pero con una información más completa. No te puedo hablar a nivel país, pero en el barrio en donde estoy yo –donde hay chilenos, uruguayos, franceses, en especies de monoblocks– no te encontrás con soldados, ni tanques, pero sí con más control de la policía y vigilancia de patrulleros.
No se vive un clima tenso, pero se es consciente de que vivimos una situación complicada, más que nada por lo que vaya a pasar. No siento que corra peligro mi vida en lo más mínimo; tomo las mismas medidas de precaución que en Argentina cuando salía a la calle –con la diferencia que acá ando más tranquilo por la calle–. Tal vez me abstengo de ir a tomar un café a un lugar concurrido, porque uno no es ajeno a lo que pasa y sabe que el café en donde está sentado puede ser el próximo blanco de un atentado. Seguramente vaya a un café con poca gente. Básicamente vine a vivir a Israel porque en Argentina no daba para más: con 24 años y sin posibilidad de futuro; si quería hacer una carrera tenía que vivir hasta los 30 años con mis padres, lo cual es ilógico, para un título que no me iba a servir para nada. O quedarte en tu país lamentándote y te vas lamentando dejarlo.
Yo soy judío, Israel me da muchas oportunidades, sin ser ciudadano me ofrecieron tres años de beca en la universidad, me ofrecieron la posibilidad de enseñarme un idioma, asentarme... lo que otro país no te da. Te ofrecen trabajo –algo que no estoy acostumbrado–: además del dinero para vivir que te dan por mes, uno trata de conseguir un trabajo de medio tiempo. Acá hay mucha oferta de trabajo, aunque no de gerente –un puesto que seguramente lo va a ocupar un israelí–.
* Desde el centro de absorción de Raanana.
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