Podría decirse que la noticia del retorno de Hugo Chávez al gobierno venezolano generó reacciones encontradas como pocas otras. Mientras Estados Unidos evitaba mencionar el nombre del líder venezolano y recibía con muy poco entusiasmo la noticia de su vuelta, Irak e Irán –dos de los países del “eje del mal” de George W. Bush– se dieron el gusto de felicitar a Venezuela y a su presidente. América latina, en cambio, las reacciones fueron parejas: los gobiernos apoyaron la vuelta de Chávez. El único país que quedó un poco descolocado en este apoyo fue Colombia, que en un principio dio su apoyo a la breve presidencia del empresario golpista Pedro Carmona.
Un comunicado del departamento de Estado norteamericano evitó mencionar al mismísimo Hugo Chávez, instando a “las autoridades” a “mantener el orden y a asegurar las condiciones para el restablecimiento pleno de la democracia”. Quien también se pronunció fue la asesora de Seguridad Nacional, Condelezza Rice que aseguró: “Espero que Chávez comprenda el mensaje que su pueblo le envió, que su política no funciona para el pueblo venezolano, que ha gobernado de forma arrogante (...). Espero que aproveche la ocasión para cambiar de rumbo, que era realmente equivocado desde hace cierto tiempo”, declaró.
En la vereda opuesta, el gobierno iraquí se mostró satisfecho con la vuelta de Chávez y responsabilizó a Estados Unidos por el fallido golpe. “Felicito al pueblo venezolano por su victoria sobre el conspirador imperialismo estadounidense, un suceso que demuestra que las intrigas de los imperialistas fracasarán en todo el mundo”, dijo a la prensa el viceministro iraquí, Tarek Aziz. Irán también condenó el quiebre democrático: “Nos congratulamos del regreso de la paz, de la victoria de la democracia y del fin de las violencias en ese país”, afirmó el vocero del ministerio de Relaciones Exteriores que además aseguró que Irán está decidido a reforzar sus relaciones con Venezuela”, agregó Assefi. A estas declaraciones se sumaron las del dirigente libio Muammar Kadhafi quien aseguró: “Lo que hizo el pueblo venezolano levantándose para derrocar al fascismo confirma que los pueblos pueden hacer lo imposible cuando tienen voluntad”. También Qatar celebró el “retorno a la legimitidad”.
Los países de la región reaccionaron de diversas maneras. En Cuba, la noticia fue recibida con alegría. El regreso de Chávez al Palacio de Miraflores en Caracas fue transmitido en directo por la televisión y los principales diarios titularon con títulos alusivos al “rescate” del presidente por el pueblo y a la victoria de la “revolución”. En el caso de Colombia, la vuelta de Chávez representó un escenario difícil ya que en principio el gobierno de Andrés Pastrana había dado oficialmente su apoyo al empresario golpista Pedro Carmona. Ayer, con Chávez otra vez en el poder, el gobierno de Colombia reaccionó con cautela: “Nosotros respetamos la libre determinación de los pueblos. Es el pueblo venezolano el que se dará sus autoridades. De suerte que para el gobierno colombiano lo único que queda es ratificar el respeto de ese principio, y serán los venezolanos los que escogerán legítimamente a las autoridades que deben dirigir ese país”, sostuvo el ministro del Interior, Armando Estrada. Colombia se opone a Chávez por el apoyo que éste brinda a las guerrillas de las FARC.
Brasil se declaró “satisfecho” por el regreso del orden constitucional y consideró que se trató de “un acontecimiento significativo para la reafirmación de los valores y principios democráticos en América del Sur”. Además, expresó su confianza en que el gobierno constitucional del presidente Chávez sabrá busca un clima de paz, libertad y respeto a los derechos humanos; y los mejores caminos para promover la estabilidad y el desarrollo del país”. Además, una misión encabezada por el secretario general de la OEA, César Gaviria viajará hoy a Venezuela instando a “la normalización de la institucionalización democrática en Venezuela”. Ayer por la madrugada, y previo a la reasunción de Chávez, el organismo habíacondenado la alteración de la institucionalidad democrática en el marco de la Carta Democrática Interamericana.