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La base ya no está para Bush
Estados Unidos tiene seis meses de plazo para cerrar su base aérea en el estado de Uzbekistán, en Asia Central, en un ultimátum que significa una humillación para Washington y un impulso geopolítico para Rusia, que ha estado profundamente incómoda con la presencia de militares estadounidenses en un área que considera su propio patio trasero. Washington recibió la noticia el fin de semana en su embajada en Tashkent, la capital uzbeka, y si no logra persuadir al régimen autocrático de Islam Karinov de que cambie de opinión, deberá acceder y retirar los varios miles de militares que tiene apostados allí. La base es operativa para las misiones humanitarias y militares en Afganistán.
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