La sombras del negro pasado fujimorista aparecieron repentinamente en el horizonte de la campaña electoral peruana. Un día después que el ex presidente Alberto Fujimori fuera puesto en libertad provisional en Chile, quien fuera su brazo derecho y encargado de trabajos sucios, Vladimiro Montesinos, ex jefe de Inteligencia, lanzó desde su celda una declaración política que conmocionó al país. En un mensaje de audio de nueve minutos, difundido en todos los canales de televisión, Montesinos acusó a Humala de haberlo ayudado a fugar del Perú en octubre de 2000 y de haber apoyado la re-reelección del propio Fujimori en el año 2000. Montesinos, encarcelado hace cinco años en una celda unipersonal de máxima seguridad de una base militar y procesado por corrupción y violaciones a los derechos humanos, pudo filtrar la grabación a través de su abogada y así pasó a convertirse en un personaje central en la recta final de la campaña electoral por la presidencia.

En su explosivo mensaje, Montesinos asegura que el levantamiento militar contra Fujimori que encabezó Humala en octubre de 2000 fue “una farsa” y “una operación de engaño” que tenía como objetivo “facilitar mi salida del país”. El 29 de octubre de 2000, el entonces comandante Ollanta Humala se sublevó en el fuerte militar de Locumba, cerca de la frontera con Chile, exigiendo la renuncia de Fujimori. Ese mismo día, Montesinos fugó del Perú en un velero, con el cual llegó hasta Costa Rica, de donde iría a Venezuela, donde fue capturado en junio de 2001. Durante la campaña electoral esa coincidencia entre ambos eventos ha dado lugar a una serie de acusaciones de que la rebelión militar de Humala tuvo como objetivo encubrir la fuga de Montesinos. Pero mientras por un lado Montesinos da a entender que él organizó la rebelión de Humala para encubrir su propia fuga, por otro lado atribuye ese levantamiento militar a “la irresponsabilidad”, a “un alto porcentaje de oportunismo”, a la “busca de notoriedad” y hasta a “una dosis de locura” de Humala. Pero Montesinos no se quedó en lo de Locumba y también aseguró que Humala apoyó la re-reelección de Fujimori organizando, por órdenes del servicio de Inteligencia que el propio Montesinos controlaba, a reservistas del ejército para que actúen como personeros de Fujimori en las mesas electorales. Los críticos de Humala, que incluyen a la casi totalidad de los medios, han optado por darle el beneficio de la duda al siniestro ex asesor de Fujimori y celebrar su declaración como el tiro de gracia que faltaba darle a Humala.