Misión: salvar a la Comunidad Andina de Naciones. Con ese objetivo, el presidente boliviano, Evo Morales Ayma, viajará mañana a Ecuador, donde asumirá la presidencia Pro Témpore del agonizante bloque comercial que agrupa a Colombia, Perú, Venezuela (con casi los dos pies afuera), Bolivia y Ecuador. La peor hora de la CAN en sus 37 años de vida vino después de que Perú y Colombia firmaran el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Venezuela decidiera abandonar a sus socios comerciales. “Evo está empeñado en resucitar la CAN, y yo quiero ayudarlo, no voy a dejarlo solo, pero la CAN está muerta”, dijo el venezolano a fines de mayo dejando una puerta abierta a su continuidad en el bloque, más por solidaridad con su aliado Morales que por convicción económico-política. La realidad es que Caracas giró su vista hacia el Mercosur. La estrategia del mandatario boliviano apunta a involucrar a los países andinos en dos puntos: solicitar a Estados Unidos la continuidad de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Droga (Atpdea, por sus siglas en inglés), que permite el ingreso de productos a EE.UU. con preferencias arancelarias y finaliza a fin de año, y darle algo de sobrevida a la CAN, cuya continuidad es importante para Bolivia, que exporta a los países del bloque unos 500 millones de dólares, alrededor del 17 por ciento de sus exportaciones totales (frente al 15 por ciento que absorbe EE.UU.). Sin embargo, el perjuicio para la economía boliviana es algo menor, ya que Venezuela ya anunció que le comprará la soja y otros productos en condiciones preferenciales. Si se logra “resucitar” a la CAN, se podría avanzar en la firma de un tratado comercial con la Unión Europea, una tarea en la que Morales cuenta con el apoyo francés. El objetivo dependerá, entre otros factores, de la actitud que asuma Chávez, y de dos recientemente reelectos: Alan García en Perú y Alvaro Uribe en Colombia.