El jefe de gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores, Agustín Colombo Sierra, anunció ayer que “probablemente” se envíe al Líbano una misión de Cascos Blancos para brindar ayuda humanitaria.

“Probablemente haya en los próximos días una misión de Cascos Blancos para dar ayuda humanitaria. Pueden ser entre cinco y ocho quienes integren el contingente. El objetivo es llevar agua potable y medicamentos, que son las cosas más necesarias en la zona”, indicó el funcionario.

Desde que comenzaron los ataques israelíes el 12 de julio pasado, ya son más de 360 las personas muertas. La llegada de alimentos, agua y medicamentos estaba siendo dificultada por la destrucción que afecta a las rutas y caminos.

Según los datos de la Cancillería, son entre 400 y 450 los argentinos que viven en el Líbano. De ellos, unos 50 ya dejaron el país por sus propios medios cuando la gravedad del conflicto aún se los permitía o en el operativo que finalizó ayer. No todos regresaron a la Argentina, algunos se encuentran en países cercanos aguardando que la guerra finalice.

Por su parte, fieles católicos, judíos y musulmanes realizaron una jornada de oración en diferentes templos para pedir el cese de hostilidades entre israelíes y libaneses, en respuesta al llamamiento del Papa Benedicto XVI. La ceremonia principal se realizó en una iglesia de Barrio Norte, donde el sacerdote Carlos Acaputo, de la Comisión de Pastoral Social del Arzobispado, pidió “que Dios salve el corazón de quienes llevan adelante este conflicto y pueda pararse el derramamiento de sangre”.