EL MUNDO • SUBNOTA › TRIUNFOS EN DIPUTADOS Y GOBERNACIONES Y AHORA TAMBIEN EL SENADO
A pesar de que Irak fue el factor determinante en la estrepitosa derrota de los republicanos, un funcionario clave le dijo ayer a este diario que no habrá grandes cambios en la política de Medio Oriente y que seguirá la presión a Irán para que desarme su plan nuclear.
El Partido Demócrata dio más de una sorpresa en las elecciones legislativas del martes: no sólo tomaron el control de la Cámara de Representantes cómodamente, sino que podrían estar a un paso de controlar también el Senado. El final de la contienda todavía está abierto. Todo depende de quién se lleve las ajustadísimas elecciones en Virginia, donde el conteo le dio una ventaja de casi 7000 votos al demócrata Jim Webb, pero podría haber un recuento de votos. En tanto, el presidente norteamericano George W. Bush admitió ayer su responsabilidad por la derrota del Partido Republicano en los comicios.
“Obviamente estoy decepcionado con el resultado de la elección y como cabeza del Partido Republicano comparto gran parte de la responsabilidad”, dijo Bush. Al mismo tiempo felicitó a los demócratas por su victoria. “Los demócratas tuvieron una buena noche”, señaló. El mandatario advirtió además a Al Qaida y a los insurgentes en Irak que la victoria demócrata no debilitará su resolución en la lucha contra el terrorismo. “A nuestros enemigos: no se alegren. No confundan el funcionamiento de nuestra democracia con una falta de voluntad. Nuestra nación está comprometida a llevarlos a la Justicia”, aseguró.
Tal como dijo Bush, sus adversarios políticos tuvieron una buena noche. El Partido Demócrata se llevó la Cámara de Representantes con holgura. Necesitaba robarles a los republicanos 15 escaños para ganar la mayoría y logró 28, con 11 puestos aún por decidirse. Este resultado superó las propias expectativas de los demócratas y catapultará a Nancy Pelosi a la presidencia de ese órgano, que será ocupado por primera vez por una mujer. Dicho puesto es el tercero más importante en la política estadounidense, después de los cargos de presidente y vicepresidente.
En el Senado, la batalla por el poder aún no acabó. Los demócratas les arrebataron a sus contrincantes cinco escaños, con el último, de Montana, decidido más de 12 horas después del cierre de las urnas. En ese estado, el demócrata Jon Tester frustró las intenciones reeleccionistas al republicano Conrad Burns, por aproximadamente 3000 votos. Para tomar control del Senado, los demócratas necesitan quitarles seis bancas a los republicanos. La pieza determinante del puzzle de poder en el Senado es Virginia. Webb se declaró vencedor en la madrugada de ayer, pero Allen no reconoció su derrota y podría pedir un recuento, ya que el margen de diferencia no llega al 1 por ciento de los más de 2,3 millones de votos emitidos.
El suspenso en ese estado del este del país podría alargarse varias semanas. De acuerdo con la Junta Electoral de Virginia, no se puede solicitar un recuento hasta que se certifique el resultado de los comicios, lo que no sucederá hasta el próximo 27 de noviembre. Pero los partidarios de Webb están confiados en que la diferencia se mantendrá. Una vocera del candidato dijo que el procedimiento de conteo del estado es metódico y preciso. “Estamos arriba y así nos mantendremos”, afirmó.
A falta del resultado del senador de Virginia, los demócratas cuentan con 48 miembros en la Cámara alta, mientras que los republicanos tienen 49. Además, desde enero habrá dos independientes, que los demócratas cuentan como suyos a la hora de votar, por lo que sumarían 50 senadores. Si la diferencia en favor de Webb se mantiene, los demócratas llegarían a las 51 bancas necesarias para controlar la Cámara. Pero si al final hay un vuelco y gana Allen, ambos bloques tendrían 50 senadores en sus filas. En ese caso, el vicepresidente Dick Cheney, en virtud del cargo de presidente del Senado, rompería el empate en las votaciones, pero las comisiones se dividirán entre los dos partidos.
Además de la Cámara baja, la mayoría demócrata se extendió a los palacios de los gobernadores. El martes se eligieron los Ejecutivos de 36 de los 50 estados y los demócratas se llevaron 20 puestos. Con ello, los contrincantes de Bush acumulan 28 gobernadores, que son cargos que les dan control sobre el presupuesto de los estados, cruciales para las elecciones presidenciales del 2008.
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