EL MUNDO • SUBNOTA
El economista Rafael Correa busca hoy alcanzar la presidencia de Ecuador parado en un lugar de figura llegada “desde afuera” de la política. Correa llega con un discurso que rescata la independencia del país de los organismos multilaterales de crédito en las decisiones soberanas y haciendo alarde de su amistad con el presidente venezolano Hugo Chávez. Si gana las elecciones presidenciales, el objetivo de Correa será realizar una profunda reforma política. El izquierdista, de 43 años, pretende lograr este objetivo mediante la convocatoria de una consulta popular para instaurar una Asamblea Constituyente, con plenos poderes para redactar una nueva Carta Magna. Para ello, Correa, cuyo grupo ni siquiera presentó candidatos a diputados, pretende ignorar al Parlamento, al que considera el nido de la “partidocracia” que a su juicio es la causante de los principales males del país.
En el plano económico, Correa anunció que no tiene intención de reducir el impuesto sobre la renta, ni tampoco de eliminar los subsidios ni poner fin a la dolarización de la economía vigente desde el 2000, a pesar de ser enemigo declarado de esa medida. Correa afirma que, ahora, sería mucho peor abandonarla, por lo que la mantendrá durante su gobierno, aunque buscando, “a largo plazo”, la creación de una moneda regional sudamericana.
La deuda exterior, que asciende a 16.479 millones de dólares, de los cuales 10.276,6 millones corresponden a la deuda pública, se propone renegociarla de forma “digna, técnica y firme”, y quizá recomprar la que el país tiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Asimismo, renegociará, si llega a la presidencia, los acuerdos petroleros con multinacionales que trabajan en Ecuador, con el fin de aumentar considerablemente el beneficio que corresponde al Estado, que constitucionalmente es el propietario de estos recursos.
Correa también indicó que no aceptará un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, pues ese país no quiere negociar los subsidios y recalcó que buscará “el comercio justo” con todo el mundo. También afirmó que, una vez que finalice el actual acuerdo sobre el uso por militares estadounidenses de la base ecuatoriana de Manta, en el 2009, no lo renovará.
En relación con Colombia, Correa señaló que no se implicará en el plan de lucha contra la guerrilla y el narcotráfico que lleva a cabo el gobierno de ese país con el patrocinio de Estados Unidos, salvo que la ONU lo haga. En general, en sus relaciones internacionales, buscará vínculos de “mutuo respeto” con todos los países, incluido Estados Unidos, y en lo que se refiere a la Comunidad Andina, a su juicio “herida de muerte”, opina que debe acercarse más al Mercosur. Correa, alineado en lo que se denomina nueva corriente socialista latinoamericana, dice ser amigo de Chávez, pero estar “muy identificado” con la presidenta socialista chilena Michelle Bachelet.
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