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18,5 millones de trampas
El vicepresidente norteamericano Dick Cheney está acusado y acosado: acusado de prácticas financieras dudosas, y acosado por los medios de comunicación que no cesan de ventilarlas. Ayer fue el Washington Post el que publicó que en agosto del 2000, justo después de dejar la compañía de la que era presidente desde 1995, Halliburton, Cheney vendió unas 600.000 acciones del grupo, por lo cual obtuvo unos 18,5 millones de dólares. Esto no tendría nada de malo, si no fuera porque apenas dos meses de tan jugosa operación, Halliburton anunciaba a los inversionistas que las cosas no iban tan bien, y la cotización de las acciones de la empresa cayó de inmediato 11 por ciento. Desde entonces, las acciones que tan bien vendió Cheney antes de convertirse en el vicepresidente de Estados Unidos perdieron un 75 por ciento de su valor. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, tuvo que salir a responder, o a esquivar el bulto de las preguntas de los periodistas. “Son preguntas que la Comisión de Valores (SEC) examinará si lo cree útil”, se limitó a responder Fleischer a los periodistas que lo interrogaban sobre las revelaciones de Cheney. Hasta ahora, la SEC no ha interrogado a Cheney.
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