EL MUNDO
• SUBNOTA › OPINAN EMILIO TADDEI Y JOSE SEOANE, OBSERVADORES DE CLACSO
“El neoliberalismo ahora viene armado”
En un editorial del próximo número del OSAL, Seoane y Taddei afirman que, paralelamente al crecimiento de la protesta social y a la descomposición de gobiernos y sistemas políticos, se está desarrollando en América latina una nueva versión del neoliberalismo: el “neoliberalismo armado”. Según ellos, las represiones en Bolivia, Paraguay y Perú, el intento golpista en Venezuela y la próxima asunción de Alvaro Uribe en Colombia son ejemplos de un tipo de neoliberalismo que, a diferencia del de los ‘90, ya no tiene mucho que ofrecer por la crisis financiera internacional y la falta de crédito externo para financiar el crecimiento de la década pasada. Y entre sistemas políticos débiles y este “neoliberalismo armado”, señalan, se abrió la brecha de un nuevo tipo de participación política, que tiene mucho que ver con la posición respecto de los proyectos del ALCA.
–¿Cómo caracterizarían al “neoliberalismo armado”?
Seoane: –Es el intento de reconstruir la legitimidad del neoliberalismo a través del discurso de la seguridad, que llama a la militarización de las relaciones sociales, la criminalización de la pobreza y la asociación de delincuencia y activismo social.
–¿Pero puede ganar consenso amplio, como ocurrió con la teoría del derrame, una ideología que es más bien defensiva?
Taddei: –Eso es lo que ocurrió en Colombia. La militarización es directamente “el” proyecto de Uribe y fue legitimado electoralmente.
Seoane: –A la vez, Morales sería el caso inverso. Se lo intentó demonizar asociándolo a las FARC y otras organizaciones guerrilleras. Y fracasó.
–Si los bloques de poder actuales están en crisis, ¿cuáles son las alternativas para cubrir este vacío político y económico?
Seoane: –El movimiento que confronta el neoliberalismo armado está recuperando la democracia en un nuevo sentido, la democracia radical. Esta democracia radical supone instalar mecánicas de democracia participativa, directa o semidirecta, con procesos de autogestión y autoorganización. A diferencia de las protestas en otros tiempos, las actuales postulan un futuro. Toda la reelaboración sobre la problemática del Estado y la propiedad pública, el cuestionamiento de liderazgos fuertes, la idea de la revocabilidad de todos los mandatos, son propuestas que hablan de un futuro.
Taddei: –La campaña de Evo Morales es muy interesante en este sentido porque, lejos de afirmar que frente a la crisis del modelo privatizador hay que reestatizar las empresas, planteó que la salida del neoliberalismo no pasa necesariamente por una lógica estatal tradicional.
Seoane: –O sea, no hay que pensar que los procesos de reorganización social y las formas tradicionales de representación política son contradictorios.
–¿Cómo incide en estos movimientos de resistencia las vinculaciones con el movimiento antiglobalización a nivel mundial?
Seoane: –La experiencia del último Foro Social Mundial en Porto Alegre fue muy importante como espacio de debate y articulación y de consenso de campañas comunes a nivel latinoamericano y en conexión con el mundo. Creo que la campaña contra el ALCA tiene un gran poder aglutinante.
Taddei: –Para muchos es difícil entender las experiencias de las contracumbres, de los Foros Sociales, de las protestas antiglobalización por la heterogeneidad de las organizaciones y movimientos que participan. ¿Cómo se puede construir con semejante heterogeneidad?, se preguntan. Y esta construcción parte de la base de que es necesario generar el consenso por fuera de las formas tradicionales de representación política. Y coincido con José en que la campaña contra el ALCA es el gran aglutinador en la región.
–¿Ustedes consideran que, habiendo tanta resistencia, Estados Unidos sigue insistiendo con el ALCA como lo hacía antes?
Taddei: –No hace falta que se consolide el ALCA para que iniciativas más pequeñas y menos pomposas terminen consolidando, por otro lado, lo que el ALCA quiere consolidar. La estrategia de Estados Unidos no es unívoca. Hay una ofensiva muy fuerte para la firma de tratados de libre comercio bilaterales y trilaterales que se acelera después del 11 de septiembre. Las gestiones para el tratado de libre comercio (TLC) entre Chile y Estados Unidos, las manifestaciones de Batlle a favor del ALCA, el arancel externo común de EE.UU. con la Comunidad Andina de Naciones (Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela) y los múltiples TLC entre países centroamericanos y sudamericanos son ejemplos de una manera distinta, más discreta, de generar el ALCA.
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