EL MUNDO • SUBNOTA › LA OPOSICION PIDE UN SUCESOR DE GONZALES QUE RESPETE LA LEY
› Por Sandro Pozzi *
desde Nueva York
“Más vale tarde que nunca.” Así reaccionó ayer John Edwards, que aspira a hacerse con la nominación del Partido Demócrata a las presidenciales de 2008, tras conocerse la dimisión de Alberto Gonzales. El anuncio supone una victoria para los demócratas, que pedían su cabeza desde la primavera; sin embargo, los deja sin un motivo para seguir cargando contra el presidente Bush, que a la vuelta de las vacaciones deberá afrontar un intenso debate sobre la futura estrategia en Irak.
Los demócratas no consideraban a Gonzales como una persona independiente para estar al frente de esa importante cartera. Por eso el senador demócrata por Nueva York, Charles Schumer, miembro del comité jurídico, afirma que lo hecho por el fiscal general es “lo correcto”. Según Schumer, la Secretaría de Justicia es uno de los departamentos más importantes del gobierno estadounidense, por su trabajo en el ámbito de la lucha contra el terrorismo y en la protección de los derechos civiles. “Necesitamos a alguien que ponga el imperio de la ley por encima de cualquier consideración política”, remachó el legislador, que llegó a presentar en el pasado un proyecto de moción de censura contra Alberto Gonzales.
Barack Obama, otro de los aspirantes a las presidenciales de 2008, dijo que el fiscal general se había dedicado estos años a promocionar la agenda política de la Casa Blanca, y en este sentido recordó que el responsable de Justicia está ahí para “ser el abogado de la gente, no del presidente”.
Harry Reid, líder de los demócratas en el Senado, dijo por su parte que Gonzales no era la persona adecuada para ese puesto “por su falta de independencia y su falta de juicio”. Y dejó claro que su dimisión no pondrá fin a la investigación de los escándalos que rodean sus controvertidas decisiones, como el despido de nueve fiscales por motivaciones políticas. “El Congreso debe llegar al fondo de esta cuestión y seguir los hechos hasta la Casa Blanca”, destacó.
Los analistas políticos explican, sin embargo, que los demócratas tendrán ahora más difícil hacer causa contra el presidente Bush y sus políticas. Y ponen como ejemplo lo sucedido tras la dimisión de Donald Rumsfeld, que fue sustituido en el Departamento de Defensa por Robert Gates, una persona respetada por ambos partidos en el Congreso.
Los que sonríen, añaden los comentaristas políticos, son los candidatos republicanos, que hasta la fecha estaban teniendo verdaderas dificultades para recaudar fondos con los que financiar sus campañas a las primarias de su partido a las elecciones presidenciales.
Los conservadores se limitaron a agradecer a Gonzales por su trabajo y, al igual que los demócratas, esperan que la Casa Blanca presente a su candidato oficial, antes de hacer comentarios sobre las cualidades de los nombres que se barajan. Y es que la pregunta que se hacen ahora en Washington es quién será el sustituto. La Casa Blanca quiere ser diligente, aunque no lo tendrá fácil. Uno de los nombres que se citan es Michael Chertoff, pero su nombre está manchado por los problemas en la gestión de la crisis del huracán Katrina, del que mañana se cumple el segundo aniversario. Mientras, el procurador general Paul Clement asume el cargo interinamente.
La administración Bush podría estar además interesada más bien en presentar en este momento como candidato a ese cargo a una persona políticamente más independiente y con una trayectoria legal más sólida. Los mejores colocados serían Larry Tompson y James Corney, antiguos miembros del departamento. El presidente de EE.UU. necesita encontrar ahora a una persona que le permita además quitarse de encima la tormenta política que amenaza la recta final de su mandato y conseguir una aprobación en el Congreso por aclamación de su candidato, para evitar una nueva confrontación con una oposición demócrata que se siente cada vez más fuerte. Los republicanos, por su parte, están en este momento más preocupados por las próximas elecciones que en apoyar indefinidamente a su presidente. Schumer deja claro, desde el ala demócrata, que espera que los legisladores en el Capitolio puedan hablar con el aspirante antes de que se lance la audición formal de nominación. Por eso desde la oposición piden a la administración Bush que trabaje con ellos para que el proceso de designación avance sin sobresaltos y “corregir el rumbo de un barco que se hundía”, terminó el senador demócrata.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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