Seis años estuvo secuestrada por las FARC. En medio de la selva tuvo un hijo con un guerrillero por cesárea pero recién el 31 de diciembre, antes de ser liberada, la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas se enteró de que su niño Emmanuel no estaba en manos de la insurgencia sino del gobierno. “La primera sorprendida por las noticias de Emmanuel soy yo”, dijo Rojas, que no paraba de hablar de su hijo. Al octavo mes de haberlo concebido, la separaron de su bebé y con tal de liberarlo llegó a escribirle una carta al jefe de las FARC, Manuel Marulanda. Se entristece por el resto de los rehenes y dice que hace tres años no sabe nada de Ingrid Betancourt, quien la acompañaba al momento de ser capturada.

Sus primeras palabras fueron sobre su hijo. “Yo quisiera recoger ya a Emmanuel”, dijo Rojas desde Caracas a la cadena colombiana Caracol Radio. Emmanuel nació en cautiverio. Sin embargo, debido a las difíciles condiciones de vida de la guerrilla, las FARC lo dejaron al cuidado del poblador José Crisanto Gómez, quien finalmente lo entregó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en el 2005. “Nació el 16 de abril de 2004. Era lo más pequeñito y lo más lindo, me impactó su sonrisa y su llanto”, señaló la mujer que ayer fue liberada junto a Consuelo González.

En el momento del parto se temió por la vida del niño. “El reflejo que dio fue el movimiento del brazo y parece que al sacarlo fue cuando se le partió”, explicó Rojas. El enfermero de las FARC que la atendió estudió medicina, pero no se había graduado, señaló. A pesar de los esfuerzos para que el parto fuese normal, la rehén no logró dilatar. “Ellos tuvieron que hacerme una cesárea, que en términos de recuperación fue peor. Me tuvieron 40 días totalmente inmóvil, en una cama, no me podía levantar por la herida que tenía”, dijo.

De ahí en más sólo pudo estar con Emmanuel los primeros ocho meses tras haberlo concebido en medio de un conflicto armado. “Teníamos todo el tema militar encima, los helicópteros, el hecho de estar todo el tiempo encerrados y no poder salir”, indicó. En un comienzo Rojas no conseguía los insumos indispensables, pero luego llegaron la leche en polvo y los pañales desechables. Los primeros 40 días, mientras ella se recuperaba, una niña guerrillera le cuidaba el bebé. “Pasados esos días me devolvieron con el resto del grupo y durante el día me lo traían por turnos, porque había varios imponderables”, señaló.

Pero después no volvió a ver a Emmanuel, el hijo que, según una investigación periodística, habría sido producto de su relación consentida con el guerrillero “Rigo”. “No volví a tener noticia real, sino las que salían a veces por los medios, y la última, la de la última semana de diciembre”, dijo. Ahora que sabe que su hijo está en el Instituto de Bienestar familiar, Rojas siente que él le salvó la vida a ella. “Fue muy duro, pero estoy viva por él y yo espero que él también. El ha demostrado ser un niño muy valiente”, agregó.

En cuanto a Betancourt, que llegó a cantarle canciones en francés y confeccionarle ropa a Emmanuel, Rojas reconoció que no sabe de ella desde hace tres años, cuando fueron separadas por razones de seguridad y que recién tuvo noticias por las pruebas de vida hechas públicas a fines de octubre. “Yo confío que con todos estos mensajes que tuvo a raíz de las pruebas de supervivencia recupere su ánimo y deseo de vivir”, afirmó angustiada por su estado depresivo. “¡Ingrid, ánimo, yo espero verte aquí pronto!”, expresó.

Luego de revelar que las FARC entregaron ayer pruebas de supervivencia de ocho compañeros suyos de cautiverio, la ex compañera de Betancourt describió el momento en que se separó del grupo antes de su liberación. “Ellos se quedaron muy tristes, la despedida fue desgarradora porque obviamente todos queremos salir. Yo me vine con el corazón en la mano y espero que esto se resuelva pronto para tenerlos aquí”, declaró. No habló de “Rigo”.