Para el Bicentenario el índice de pobreza debería bajar a un dígito, la desocupación a 5 por ciento y se deberían generar empleos hasta llegar a los 19,5 millones, planteó ayer Cristina Fernández ante la Asamblea Legislativa. Su discurso estuvo cargado de definiciones económicas, con esos objetivos como norte. Anticipó que a mediados de mes el gobierno nacional presentará un “plan de inversión pública” para cada provincia, enfatizó que las industrias contarán con energía para afrontar la producción de todo el año, alentó el ingreso de Venezuela al Mercosur, admitió que se debe trabajar con Brasil para reducir el déficit comercial con ese país, ratificó la continuidad de los superávit fiscal y comercial, defendió la construcción del tren bala y pidió el compromiso de las empresas con el modelo económico.

“Podemos sostener precios internos que permitan calidad de vida a nuestra sociedad y al mismo tiempo disponer de fuertes saldos exportables”, evaluó. Fue una referencia oblicua al tema de la inflación, del que no habló concretamente pese a tanta presencia de temas económicos en su exposición. Tampoco hizo ninguna referencia a la situación del Indec. En otro acercamiento a la cuestión de la inflación, sostuvo que es justo que los consumidores sepan cómo funcionan las cadenas de valor. “Tienen derecho a saber la racionalidad de precios y lo que están pagando”, reclamó.

“Vamos a seguir en la política de desendeudamiento y acumulación de reservas”, comentó, despejando la incógnita sobre la actitud del Banco Central frente a la masiva entrada de dólares.

Respecto de la situación energética, la Presidenta hizo varias consideraciones. Se pronunció a favor del ingreso de Venezuela al Mercosur. “No es una cuestión de simpatías personales o de amiguismos políticos. Es simplemente un ejercicio de racionalidad para cerrar

la integración energética en América latina”. El Gobierno corrigió su discurso en relación con la versión oficial bajo la presidencia de Néstor Kirchner. Ahora se admite que existen carencias a resolver, aunque se insiste en que no habrá problemas de abastecimiento ni para los usuarios residenciales ni para los industriales. “El problema de la energía es un problema del mundo y de la región. Por lo tanto, debemos abordar la cuestión con seriedad y con mucha tranquilidad”, afirmó Cristina, al tiempo que atacó a los especialistas que preanuncian crisis.

La Presidenta también justificó la construcción de un tren de alta velocidad. “Es una señal de hacia dónde va el país y de hacia dónde queremos llegar”, destacó, y recordó que en España también hubo críticas cuando se puso en marcha el primer tren bala, de Madrid a Sevilla.