Desde Caracas

Cuando la realidad impone su agenda, ya no hay nada más que hacer. Mucho menos si la agenda es un conflicto tan delicado y grave como el que desató el operativo del ejército colombiano en territorio de Ecuador. La delegación argentina había preparado esta visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para anunciar un acuerdo de intercambio de combustibles por alimentos. Iba a ser, además, una ratificación del vínculo bilateral tras el impasse que significó el affaire Antonini Wilson. Pero la aplicación por primera vez en Sudamérica de la estrategia del “ataque preventivo” y la violación de la soberanía de Ecuador cambiaron todas las cartas. Entonces, tras reunirse con el principal afectado, el ecuatoriano Rafael Correa, Cristina Kirchner hizo público el mensaje que había preparado para este conflicto tan delicado. “Quiero reafirmar ese compromiso de mi país de lograr que todos aquellos inconvenientes que parecen perturbarnos sean desterrados y se instale la paz”, dijo.

La opinión de Cristina Kirchner fue moderada dentro de las circunstancias y mostró sintonía con lo que habían dicho Brasil, sobre todo, y en menor grado Chile. En resumen, era un mensaje inspirado en el comunicado que en ese momento ya había difundido la Organización de Estados Americanos. “En la OEA se deben resolver todas las diferencias que podamos tener. Los conflictos deben someterse a los organismos multilaterales y no tomar medidas de fuerza unilaterales. La ruptura de la multilateralidad ha hecho el mundo más inseguro”, dijo desde el Palacio de Miraflores. Allí la había recibido Hugo Chávez, anfitrión.

Una de las primeras reacciones del venezolano tras la incursión colombiana en territorio de Ecuador había sido movilizar tropas a la frontera. “Tenemos que trabajar fuertemente por la paz, porque además la paz no es un objetivo en sí mismo. Cuando desaparece la paz, desaparece el respeto por los derechos humanos”, continuó Cristina.

CFK y Chávez hablaron desde el auditorio Ayacucho del palacio presidencial. Luego de anunciar una serie de acuerdos en materia de energía y alimentos, ambos mandatarios aprovecharon la ocasión para opinar sobre el conflicto regional. Los dos elogiaron la resolución del Consejo Permanente de la OEA. En la resolución se había criticado la violación de la soberanía de Ecuador aunque sin condenar públicamente a Colombia. También coincidieron en la necesidad de un canje humanitario para liberar a los rehenes en manos de las FARC. “Qué lástima que un tema tape al otro”, se lamentó CFK.

El cuestionamiento a las acciones unilaterales que hizo Cristina fue interpretado como una sutil crítica a Chávez por algunos medios opositores al chavismo. “Tenemos que acostumbrarnos a recurrir a organismos multilaterales y a no tomar iniciativas o medidas de fuerza unilaterales”, fueron sus palabras. Al hablar en público tras anunciar los acuerdos, Chávez volvió a cuestionar a su colega colombiano. “Nunca antes país alguno llegó a adoptar la doctrina del ataque preventivo”, dijo. Cristina tiene previsto reunirse hoy con Uribe. Ambos participarán de la cumbre del Grupo Río en Santo Domingo, República Dominicana.

Para un peronista...

Con Chávez de por medio no podían faltar el clima relajado, las bromas. Así sucedió cuando el venezolano tomó el micrófono para hablar sobre los acuerdos bilaterales. Ante un auditorio en el que había una importante presencia de empresarios argentinos –sobresalía el supermercadista Alfredo Coto, en otros tiempos distanciado de los Kirchner–, Chávez garantizó la provisión de combustible y gas. “Todo el gas, si no consiguieran más reservas de gas, está aquí”, prometió al tiempo que miraba a los ojos de Cristina. Los empresarios argentinos aplaudieron, entre ellos Coto. El supermercadista aportará logística para que la estatal Pdvsa distribuya alimentos a la población venezolana. “Necesitamos de Argentina para nuestra soberanía alimentaria”, reconoció Chávez.

El tiempo de las bromas llegó cuando el venezolano citó aquella recordada frase de Perón sobre la integración continental. “Soy peronista de verdad”, dijo entonces Chávez. El auditorio Ayacucho estalló en aplausos. Sólo falto que alguien se pusiera a cantar la marcha.

Cristina había comenzado su gira con una entrevista en la noche del martes con el presidente Correa. La reunión se produjo en la residencia oficial de la embajada argentina, a las 12 de la noche (2 de la madrugada de la Argentina). Antes de visitar a CFK, el ecuatoriano había estado reunido con Chávez en Miraflores. En algún momento se especuló con que iba a participar también el presidente bolivariano (la presencia en las inmediaciones de la embajada de los famosos custodios de la Casa Militar venezolana había dado lugar a esas versiones). Al final Chávez no apareció.

Al salir de la reunión, ya entrada la madrugada, Correa habló con la prensa en el Hotel Meliá de Caracas. Agradeció a CFK por la “posición argentina frontal e inclaudicable” ante la violación de la soberanía de su país. “No sólo fue un apoyo a un país amigo, como Ecuador, sino el apoyo a un principio irrenunciable como es el principio de respeto a la soberanía”, dijo. Tras la reunión con Correa siguió el encuentro con Yolanda Pulecio y Piedad Córdoba, ayer a la mañana, y luego una visita al Panteón de Bolívar. Allí la esperaba una multitud enfervorizada que la vivó y que portaba carteles con su nombre. El acto había sido organizado por el alcalde de Caracas, Fredy Bernal, y la embajadora Alicia Castro. Bernal le entregó las llaves de la ciudad y declaró a CFK visitante ilustre de la ciudad. Al momento de entregarle las distinciones, el alcalde le agradeció por su compromiso con “las luchas de los pueblos contra el imperialismo”.