Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, es un hombre belicoso. Tanto quienes lo denostan como quienes lo elogian coinciden en que el encargado de negociar los precios de bienes y servicios es un “duro”. Parece que para mantener la verba y los gestos encendidos tiene una rutina doble: con los empresarios se entrena en el discurso exaltado. Para mantener el cuerpo se sacrifica durante la semana. Camina unas pocas cuadras desde la Diagonal Roca hasta Paseo Colón al 200. Ahí, en el Edificio Libertador, sede el Ejército y del Ministerio de Defensa, sube al piso 13 bis y comparte el gimnasio con sus amigos generales
Durante la campaña electoral, CFK solía lucir alguna prenda especial “para la foto”: un gorrito de la Uocra, un poncho del Movimiento Evita, por caso. La semana pasada, en su brevísima estadía en Puerto Príncipe y mientras los soldados argentinos se turnaban para sacarse fotos con ella, la Presidenta se puso un sombrero celeste de ala ancha y hecho en tela, uno de los que usan los efectivos de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah)
El debate en la primera sesión ordinaria de la Legislatura porteña era rutinario y sin sobresaltos. Mientras un diputado hacía una aclaración, dos señoras de entre el escaso público se pararon y volantearon unos sobres cerrados. Obviamente no tenían mucha experiencia en el tema, porque los papeles salieron disparados como misiles entre las cabezas de los legisladores, en bloque y sin dispersarse. El vicepresidente primero a cargo de la sesión, Diego Santilli, se sobresaltó, interrumpió al diputado que hablaba impasible y retó a las señoras:
–Les pido que no hagan eso, por favor. Pueden lastimar a una persona o a un diputado...
Desconcertado, Santilli se quedó mirando a sus colegas, que se reían a carcajadas y lo aplaudían
Fue uno de los pocos, tal vez el único, de los invitados vip al acto camionero de Hugo Moyano que concurrió al estadio de Deportivo Español con riguroso traje y corbata. El ex juez y abogado penalista del gremio Daniel Llermanos salió impecable y sonriente del acto en el Bajo Flores, rodeado por un grupo de jóvenes colaboradores. El defensor de “Madonna” Quiroz –el chofer del gremio que desató una balacera el día del traslado de los restos de Juan Perón a San Vicente– parece haber establecido una relación política con Moyano que va mucho más allá de representarlo en los fueros judiciales
El ministro de Seguridad bonaerense Carlos Stornelli acaba de decretar que la cuadra donde vive es zona de seguridad. El ministro ejerce en La Plata, pero vive en la Capital, al 3300 de la calle Castex, a metros de Salguero. Justo enfrente tiene un colegio, lo que en esa zona de muchos autos y ningún estacionamiento origina breves congestiones de coches parando en doble fila mientras los padres dejan a sus chicos. Al ministro no le gusta eso y le comunicó a la escuela que habrá tolerancia cero. La escuela circuló una nota en los cuadernos de comunicaciones de los alumnos, avisando de la prohibición. El ministro, por su parte, instaló a un sufrido policía federal en la puerta de su casa, con órdenes de hacer boletas constantemente. El pobre agente no da abasto de tanto escribir talonarios amarillos. Obvio, los padres están indignados: es materialmente imposible parar en cualquier otro lugar del barrio y además se preguntan qué peligro pueden crearle al funcionario que, se supone, pasa el día en su despacho en La Plata
En el piso trece del Edificio Libertad quedó una oficina vacía. El jueves pasado sacaron todo. Rápido, expeditivo por órdenes superiores, el personal de maestranza iba y venía borrando cualquier vestigio del trabajo del capitán de navío Juan Martín Poggi. El domingo 2, Página/12 había revelado que a pocos metros del despacho del almirante Jorge Godoy funcionaba el llamado Grupo de Contención dedicado a asesorar a los represores involucrados en delitos de lesa humanidad. Allí recalaba Poggi. El martes quedó sellada la suerte del oficial: lo pasaron a retiro definitivo. Poggi revestía en la categoría “retirado en servicio”, es decir que había sido recontratado. Dependiente en forma directa de la Subsecretaría de Relaciones Institucionales, subordinada a su vez a la Secretaría General Naval, Poggi había declarado ante el juez de Rawson, Chubut, que investiga la Masacre de Trelew, que entre sus funciones estaba reunirse con sus camaradas denunciados en “delitos de derechos humanos”. No fue el único que cambió de destino. El Ministerio de Defensa informó que, además de Poggi, pasó a disponibilidad el capitán de Corbeta Sergio Vargas, otro de los abogados del equipo naval que desde hace años viene cumpliendo el rol de contención. Al regreso de la gira de la Presidenta, la ministra Nilda Garré analizará esas relaciones de la Marina con los represores detenidos. En el caso del Ejército, está a consideración el informe que elevó el general Roberto Bendini por el trabajo de asesoramiento que se realizaría también en el Departamento de Bienestar de la fuerza. El Centro de Militares para la Democracia (Cemida) hizo una denuncia sobre esas tareas y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la cartera de Defensa investigó el tema y elevó su propio informe a Garré
El refrán dice que se pierde el pelo pero no las mañas. Y a Jorge Telerman le calza a la perfección. El calvo ex jefe de Gobierno porteño dejó la función pública, pero no la política. Estos días prepara el lanzamiento de la Fundación Ciudad Futura, desde la que promete promover iniciativas para el distrito, y que le servirá de plataforma para su retorno a los primeros planos. Telerman se mantuvo en silencio desde que dejó su cargo, pero ahora que Mauricio Macri ya lleva tres meses de gestión empezará a hablar. “Me había propuesto dejar pasar un tiempo prudencial antes de volver a emitir mis opiniones políticas sobre la ciudad”, explicó días atrás en su blog. Fue el prólogo de una crítica a Macri por su decisión de crear una policía local. “Apena que por mezquindad política hayan rechazado este plan cuando mi gobierno lo presentó hace exactamente un año”, se quejó. Su objetivo son las elecciones legislativas del año que viene y, como peronista que es, no pierde de vista la reorganización partidaria que puso en marcha Néstor Kirchner
Hugo Chávez hablaba y detrás suyo se veía a una esbelta y joven morena que seguía con intensa atención sus palabras. Si las cámaras de TV enfocaban al presidente de Venezuela, también se la veía a ella, que integraba la comitiva no mayor a cinco personas que la Cumbre del Grupo Río admitía para cada mandatario. Cuando algunos integrantes de la delegación argentina vieron los efusivos abrazos entre Chávez y la joven sospecharon que se trataba de una nueva novia... Pero los venezolanos confirmaron que no: es una de sus hijas que, como Chávez está divorciado, lo acompaña y casi que oficia de primera dama
Román Tambini, vocero del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, difícilmente pueda olvidar la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de este año: abatido y deprimido se lo pudo ver por los pasillos del Parlamento después de que el Director de Ceremonial y Protocolo de la Cámara baja, Juan Carlos Cora, le pidiera que se retirara del Salón de Honor donde se encontraban la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y las autoridades invitadas por no tener la “jerarquía necesaria” para permanecer en el lugar
Su “oficio” es tocar el bombo y se hizo conocido a lo largo de la década menemista como el encargado de ponerles ritmo peronista a todos los actos del riojano. “El Tula” ya había reaparecido con su banda de bombos y vientos en los actos K y tampoco faltó al acto de Moyano. Aunque esta vez sólo se encargó de empuñar la batuta: su estado de salud le impide colgarse el instrumento y golpear su parche sin parar. Igual, las dificultades físicas no le impidieron a Tula volver a mostrarse en el congreso del PJ en Parque Norte, donde se movió sin obstáculos, como un congresal más
El Sindicato del Seguro vive días agitados. La semana pasada, la sala VI de la Cámara de Apelaciones del Trabajo ordenó suspender las elecciones previstas para este miércoles, dando lugar al reclamo de una lista opositora que denunció haber sido proscripta. El mandato del actual secretario general, Raúl Martínez, que busca la reelección, vence el próximo lunes 17 y, si para entonces no hay novedades, la Justicia podría intervenir el sindicato. Martínez es un aliado del líder de la CGT, Hugo Moyano, y en su entorno confían o avisan que “Hugo nos va a ayudar a resistir la llegada de cualquier interventor por las buenas o por las malas”
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