Vie 28.03.2008

EL PAíS  › CFK PIDIO QUE SE LEVANTAN LOS CORTES Y BUSCO ABRIR LA NEGOCIACION

“Convoco al diálogo en serio”

En Parque Norte, la Presidenta criticó a las entidades del agro y a la oposición, pero hizo una convocatoria expresa a abrir un canal que permita terminar con el conflicto. Estuvo rodeada de sus ministros y aliados. Néstor Kirchner en primera fila.

› Por Martín Piqué

En el discurso más esperado de su gestión, y en medio del conflicto más grave de su gobierno, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner exhortó ayer a los ruralistas a levantar el paro por tiempo indeterminado para abrir una negociación por la suba en las retenciones. “En nombre del pueblo argentino les pido humildemente que levanten el paro que extorsiona a los argentinos y entonces sí vamos a sentarnos a dialogar democráticamente. Pero entiendan que esta presidenta no se puede sentar a dialogar mientras siga un paro como éste”, exigió. Fue casi al final de un discurso de 45 minutos, que incluyó cuestionamientos a entidades ruralistas, sectores de la oposición y de la prensa, pero que terminó con un tono moderadamente conciliador que había sido meditado al detalle para tratar de destrabar el conflicto. “Los convoco al diálogo en serio. Las puertas de la Casa de Gobierno están abiertas, pero por favor levanten la medida contra el pueblo.”

La Presidenta eligió una metáfora muy gráfica para advertir que la única condición para sentarse a negociar con los ruralistas es que primero levanten el lockout patronal. “Este es un momento para dialogar, debatir, discutir. Pero eso no se puede hacer con una pistola en la cabeza. Mucho menos en democracia”, dijo. Otro argumento que planteó para pedir que las entidades del campo levanten la medida de fuerza fue la legitimidad de un mandatario elegido por el 45 por ciento de los votos. También mencionó las consecuencias que tendría para la autoridad presidencial abrir una negociación con el lockout aún en marcha. “No es por una cuestión de fuerza o de orgullo, sino de responsabilidad institucional. Una presidenta no puede negociar sin que hayan levantado las medidas de fuerza que extorsionan a la población”, subrayó.

Cristina estuvo acompañada por su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, quien saludó a la gente con su estilo que ya es marca registrada: saco sin corbata y visiblemente transpirado. Además, la Presidenta estuvo rodeada de buena parte de la dirigencia peronista del país, aunque con algunas excepciones muy comentadas como la del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. También estuvieron los sindicatos y las organizaciones sociales, o los “piqueteros” como suelen caracterizarlos la mayoría de los medios a pesar de que hace tiempo que no recurren a ese método de protesta (según esa lógica, los piqueteros de hoy serían los ruralistas).

El enorme auditorio de Parque Norte estaba lleno de manifestantes que habían llegado desde el conurbano. Eran trabajadores, desocupados, jóvenes de clase media baja, universitarios alineados con alguna agrupación kirchnerista. Se veían banderas del municipio de Tres de Febrero, que encabeza el metalúrgico Hugo Curto (sus hombres habían pegado carteles con su apellido que postulaban a Kirchner como presidente del PJ para “reconciliar al peronismo”); del sindicato de la Carne de Santa Fe; remeras con el eslogan que llevó al intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez, a ganarle la elección al recordman Manolo Quindimil. En los primeros metros del complejo se veían banderas y brazaletes de la JP Evita, el Partido Comunista Congreso Extraordinario (una rama del PC alineada con el kirchnerismo) y el Movimiento Unidad Popular.

“Si éste no es el pueblo/ ¿el pueblo dónde está?”, bramaron los presentes mientras esperaban que llegara Cristina. La Presidenta apareció a las 18.35, con un trajecito color crema y el pelo planchado a pesar de la humedad y el calor agobiante. Desde las primeras filas la recibieron con la marcha peronista, el Himno Nacional y gritos de “¡Patria sí/ colonia no!”. Después de pedir que bajasen las banderas, la Presidenta comenzó con una referencia a la problemática de género y las dificultades adicionales de ser mujer y ejercer la Presidencia. Lo que siguió fue un ida y vuelta improvisado entre la oradora y la gente que la escuchaba.

–A las mujeres siempre todo nos ha costado más –se lamentó CFK.

–¡Adelante Cristina!” –gritó entonces una manifestante.

–Es importante poder reflexionar. En estos días escuché voces, discursos, caras, que poco tenían que ver con una discusión sectorial. Escuché invocaciones a nuestra condición de mujer –siguió la Presidenta.

—¡Son putos Cristina! –le contestó otra voz, esta vez masculina.

Ajena a los comentarios, Cristina dijo que quería organizar su discurso basándose en lo que llamó los cuatro atributos del ser humano: racionalidad, sinceridad, sensibilidad y responsabilidad. Dijo que había visto carteles alabando al dictador Jorge Rafael Videla (“¡Hijos de puta!”, reaccionó la multitud), pero enseguida aclaró que no quería “hablar para el aplauso”. Luego criticó a la mayoría de los medios por asegurar que el paro por tiempo indeterminado había sido resuelto en respuesta a su discurso anterior. “Fue antes de que la Presidenta hablara que se lanzó el paro.” Apoyándose en los cuatro atributos que había citado, se propuso explicar las causas reales que en su visión habían disparado el conflicto.

Primero dijo que el lockout había recibido el apoyo de sectores políticos que querían aprovechar el descontento del campo. “Son aquellos que condenan nuestra política de derechos humanos y aquellos que perdieron las elecciones”, apuntó. Luego fue más precisa y cargó directamente contra el partido de Mauricio Macri: dijo que el Frente para la Victoria estaba cumpliendo su promesa de campaña de mantener las retenciones y lo comparó con la decisión del jefe de Gobierno porteño de aumentar el impuesto inmobiliario cuando esa medida no formaba parte de las propuestas del PRO. Después llegó el momento de defender, y sobre todo explicar, por qué eran necesarias las retenciones.

“Este gobierno ha tomado la decisión estratégica de bajar las retenciones del trigo y el maíz y aumentar las de la soja. No es solamente por una cuestión de diversidades, sino para que los precios internos que ustedes consumen todos los días no valgan al precio internacional”, argumentó. Luego le dedicó un párrafo a los productores enrolados en la Federación Agraria, justamente quienes están poniendo más fervor en el mantenimiento de los cortes de ruta. “Este gobierno no está en contra de los pequeños productores. Pero están protestando junto a quienes piden por la eliminación de la totalidad de las retenciones”, se quejó. El planteo buscaba explicitar una supuesta contradicción entre el origen y la composición de la FAA y su militante actuación en el lockout. Para la Presidenta, la participación de los pequeños productores en un reclamo por la eliminación total de las retenciones no cumplía con el atributo de la sinceridad. Es decir, respondía a objetivos políticos. Como argumento citó que el Gobierno dos veces había intentado comunicarse con las entidades del agro y que las respuestas habían sido la continuidad del paro. “Tiene que haber rentabilidad, pero hablemos con sinceridad. Se está discutiendo la distribución del ingreso y un modelo de país”, planteó. En ese momento cuestionó a quienes reclaman la distribución del ingreso y cuestionan las retenciones. “Escribir sobre la distribución del ingreso es muy fácil. Hacerlo cuesta un poco más”, ironizó.

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