EL PAíS
› EL DOBLE DISCURSO DEL CANDIDATO ADOLFO RODRIGUEZ SAA
Dos caras para un Adolfo
Confiados en que ya le sacaron el voto más popular a Menem, los asesores del puntano preparan la parte dos: el marketing para la clase media. Ahora se verá “un Adolfo estadista” de gira mundial, liberal y centroderechista.
› Por Raúl Kollmann
Ya lo dijo frente a destacados empresarios y, más importante aún, ante viejos lobbistas acostumbrados a difundir sus informaciones en lo más selecto del establishment. “Estamos dispuestos a darle una señal al Fondo Monetario”, repite Adolfo Rodríguez Saá, por ahora ante los selectos oídos de sus más íntimos interlocutores, mientras sus colaboradores ya le hicieron saber la novedad al Gobierno. Para hacer creíble su nuevo discurso privado, también se prepara a dar las primeras señales públicas en ese sentido. El próximo fin de semana protagonizará en San Luis junto a los economistas más confiables del poder económico el Forum Líderes 2003, que lo mostrará compartiendo tribuna con el consultor Miguel Angel Broda, Jorge Avila (del ultraliberal CEMA), Juan Carlos De Pablo y Orlando Ferreres, quien fuera viceministro de Economía en tiempos de Carlos Menem. Para redondear, Rodríguez Saá prepara un viaje a España para verse con José María Aznar, hoy en día un referente de la derecha internacional, y la idea de sus estrategas es que finalice la gira en Washington, donde se están gestionando entrevistas al máximo nivel con hombres de los partidos Demócrata y Republicano.
“Ya le ganamos a Menem en la franja más tradicional del peronismo, en la franja de la gente más pobre –diagnosticó ante Página/12 uno de los hombres más allegados a Rodríguez Saá–. Ahora entramos en la segunda fase de nuestra campaña: conquistar a las grandes ciudades. Por ello, nuestro discurso cambiará hacia ese electorado. Vamos a presentar a un Adolfo estadista, explicando planes estratégicos y llevándolo a ambientes universitarios, como el seminario de Líderes 2003. El Adolfo tiene gran nivel cultural y queremos que se asemeje a un Arturo Frondizi o a un Fernando Henrique Cardoso, más que a un Lula”, ejemplificó el estratega del puntano.
Las noticias de la nueva estrategia del candidato mejor ubicado en las encuestas llegaron al Gobierno hace una semana. En distintos tanteos de la Casa Rosada, el Adolfo hizo saber que podría firmar un acuerdo al estilo del que prometieron los candidatos brasileños. Por de pronto hubo un encuentro personal entre un economista del puntano, Jorge Benalcazar, y el ministro de Economía, Roberto Lavagna. También hay diálogo entre Luis Lusquiños, el hombre de confianza del candidato, y el ministro de Justicia, Juan José Alvarez, y el de Interior, Jorge Matzkin. Según le confirmaron a este diario uno de los funcionarios más cercanos a Eduardo Duhalde y uno de los allegados a Rodríguez Saá, el objetivo sería firmar un compromiso respecto del FMI pero recién después que el Gobierno haya conseguido algún tipo de acuerdo con el organismo internacional.
“No vamos a firmar cualquier cosa –se atajó el hombre de Rodríguez Saá–, pero sí estaríamos de acuerdo con algo que no signifique el desconocimiento de la deuda externa y contenga al menos algún criterio de renegociación.” En el Gobierno dicen que los diálogos tienen un objetivo de mínima, que es firmar una declaración general de que los candidatos –en especial les interesan los del justicialismo– avalan la negociación con el Fondo. El objetivo de máxima es que se firme un compromiso más concreto que especifique medidas de lo que llaman “un ajuste sustentable”. Lo esencial es que tanto por el lado de Rodríguez Saá –por lograr imagen de moderación– como por el Gobierno –para mostrarse garante de la transición– existe una notoria predisposición a firmar algún tipo de documento.
Lo que denominan segunda etapa de la campaña adolfista parte del siguiente diagnóstico, realizado por diputado porteño Enrique Rodríguez, un hombre también cercano a Rodríguez Saa:
u “La ventaja del Adolfo entre los sectores tradicionalmente peronistas ya nos dio un liderazgo en las encuestas a nivel nacional y en especial en la provincia de Buenos Aires”.
u “Son los sectores de menos recursos, pero la ventaja que tenemos se extiende también hacia el conjunto de los jóvenes, tanto en los sectores pobres como en los de clase media y media-alta. Ahí estamos ganando fuerte”.
u “Es evidente que toda la campaña inicial ha sido un éxito”, concluyó Rodríguez.
–Las encuestas muestran que Rodríguez Saá tiene poca intención de voto en Capital Federal, Rosario y la ciudad de Córdoba. O sea en las grandes ciudades. ¿Cómo van a afrontar esas dificultades? –le preguntó Página/12 a Enrique Rodríguez.
–Lo estamos estudiando –respondió, cauto, el legislador adolfista.
La realidad es que en las clases medias urbanas el Adolfo es hoy superado por Elisa Carrió, Néstor Kirchner y Luis Zamora. Lo que implica un obstáculo muy serio para coronar una eventual victoria. En su entorno, creen que en la clase media hasta ahora prevalece la imagen “farsesca” de su líder, y que caerán seducidos cuando empiecen a percibir sus posibilidades como “estadista”. El propio candidato ya mencionó el tema en diálogos con algunos de sus allegados y esbozó el trazo grueso de la estrategia: “Cambiar de discurso, entrar en una segunda etapa de la campaña, mostrar moderación, al menos mostrarse dispuesto a firmar el compromiso con el Fondo”. Quizá no resulte tan sencillo. Está todavía por verse si un discurso más moderado cautiva a audiencias que por ahora parecen más proclives a los cantos de sirena de los candidatos del “progresismo”.
Esta semana, las noticias en el terreno de la seducción a la clase media no fueron buenas. El escándalo por el concurso “Conozca al Adolfo”, auspiciado por el gobierno puntano entre jóvenes de esa provincia, puso en primer plano un culto a la personalidad que justamente a los sectores medios suele caerles muy mal. De todas maneras, la segunda etapa recién está en los comienzos y durará hasta fin de año.
La estrategia sería la siguiente:
u En los próximos dos meses, El Adolfo “va a escuchar propuestas, planes”, según dicen en su entorno. En la semana que acaba de terminar, por ejemplo, se reunió con los ejecutivos de las fábricas de automóviles y les pidió “un plan para aplicar en los primeros cien días de gobierno”.
u Lo mismo va a hacer con referentes del campo argentino. Les pedirá planes estratégicos “para aumentar la producción de alimentos”. También ha empezado a hablar de cómo remediar las inundaciones en la provincia de Buenos Aires.
u Estos pasos se denominan “encuentros con líderes” y apuntarán a sectores que podrían ser dinamizadores de la economía como el turismo.
u El encuentro de la semana próxima es sólo el primer paso de lo que se viene: el puntano mezclado con lo más granado del ultraliberal CEMA, con los economistas del establishment y hasta con Marcos Aguinis, un crítico feroz que juega en el bando de Ricardo López Murphy (ver nota aparte).
Casi a continuación, El Adolfo “se presentará como un estadista en los grandes centros urbanos”, según dicen sus allegados. Las características de esa movida serán:
u Exhibir propuestas y diagnósticos, por ejemplo en el campo de la seguridad o la salud.
u “Mostrarse como un hombre culto y formado –insiste su entorno–, con una imagen que podría parecerse a la de Arturo Frondizi o la del presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso.”
u Buscar escenarios universitarios o académicos.
u Exhibir el discurso “moderado”, “responsable”, buscando ser considerado un hombre confiable para la clase media y media-alta.
Candidato for export
Todo indica que Rodríguez Saá no participará de las internas de diciembre, porque sus voceros señalan que el punto culminante de este giro hacia el establishment se daría en ese mes, si es que no se adelantan las elecciones generales. La idea es que Rodríguez Saá se entreviste con el presidente electo de Brasil y después viaje a Estados Unidos y Europa. Los adolfistas dicen que ya hay un equipo trabajando en España para asegurar la entrevista con el presidente José María Aznar, hoy en día un referente del centroderecha a nivel internacional. También la estrategia es verse con los máximos dirigentes del PSOE y de las centrales obreras españoles. El viaje europeo incluiría también algún otro país, en principio Italia.
El desembarco en Washington se asienta en otro de los diagnósticos del puntano: “En las elecciones de legislativas de noviembre, la lógica es que ganen los demócratas. Eso hace que posiblemente se repartan un poco las tareas: los demócratas ocupándose más de América latina y los republicanos seguirán concentrados en todo el conflicto de Medio Oriente, Irak y Afganistán. Vamos a buscar encuentros al máximo nivel con los dos partidos”, redondeó el hombre del equipo adolfista, quien sueña con un encuentro con el presidente George W. Bush y con las principales cabezas del Fondo. Igualmente, no se atreve a pronosticar semejantes encuentros que –siempre según el entorno del puntano– redondearían la estrategia perfecta para ganar la confianza del establishment y, según creen, conquistar a la clase media de las grandes ciudades.
Todas estas tácticas prometen un doble juego que Rodríguez Saá viene haciendo desde hace rato. Seguramente a los dirigentes gremiales, a los piqueteros y a los punteros de las zonas pobres les dirá “tengo que hacer un poco de show para ganarme a la clase media”, mientras que sobre las mullidas alfombras de los empresarios de aquí y de Washington o en los encuentros con los líderes ultraliberales, la justificación será que “el otro discurso, el de la primera etapa, es el paso necesario para conseguir la presidencia”. Por lo menos, tiene un importante antecedente para que le crean. Ya hace unos años que Carlos Menem confesó sin rubores que “si en la campaña decía lo que iba a hacer no me hubieran votado”.
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