EL PAíS › DEMORAN UNA DETENCIóN POR LA MASACRE DE PALOMITAS
› Por Nora Veiras
El traslado a una cárcel común del teniente coronel retirado Hugo César Espeche sigue demorado. Hace diecisiete días, luego de comprobar que se desplazaba como si estuviese en libertad, el juez federal de Salta, Abel Cornejo, revocó la prisión domiciliaria del represor procesado por el fusilamiento de doce presos en 1976. Ayer, la jueza de turno en Comodoro Rivadavia, Chubut, Eva Parcio, donde reside Espeche, postergó la detención porque no contaba con el exhorto original de Cornejo. Anoche, fuentes del juzgado salteño confirmaron a Página/12 que ya habían enviado el original y esperaban el traslado a esa provincia del devenido propietario de la empresa de seguridad Espe SRL acusado de “homicidio doblemente agravado” de doce personas.
El entonces capitán Espeche se presentó el 6 de julio de 1976 en la prisión de Salta para llevarse, sin dejar constancia escrita, a once presos –luego sumaron otro de Jujuy–. Horas después, los doce aparecieron fusilados en lo que se conoció como Masacre de Palomitas. La coartada de un intento de fuga cayó por la torpeza del relato armado para disimular los asesinatos. Sin embargo, recién en el 2003 se ordenó la detención de Espeche como uno de los efectos de la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida que permitió la reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad.
El viernes pasado, funcionarios del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, que encabeza Aníbal Fernández, explicaron a este diario que había habido una confusión en la orden de Cornejo, porque “la Gendarmería puede realizar la detención como ordenó el juez pero el traslado lo tiene que hacer el Servicio Penitenciario Federal” y aseguraron que durante el fin de semana se haría efectiva la detención.
El sábado, la Gendarmería le comunicó al juzgado salteño que el ministerio ya le había ordenado detener a Espeche. Ayer, fue la jueza de Chubut la que demoró el trámite. Espeche fue reconocido por un empleado de un corralón de Comodoro Rivadavia donde el militar fue a pedir presupuestos. La visita puso en evidencia que el represor violaba la prisión domiciliaria que le había concedido la Cámara Federal de Salta. Espeche parece orgulloso de su apellido: bautizó a su empresa de seguridad Espe SRL y pintó las camionetas con ese logo. Afincado en Chubut, consiguió contratos con la poderosa Pan American Energy, del empresario Carlos Bulgheroni. No sólo eso consiguió, también le otorgaron un régimen “flexible” de prisión domiciliaria con autorización para salir a hacer gimnasia tres veces por semana. Tampoco eso le bastó al teniente coronel retirado que, como informó este diario, a fines de enero fue reconocido paseando por la capital chubutense. El juez Cornejo comprobó en base a la declaración de los testigos que Espeche se desplazaba como si estuviese libre y pidió la revocatoria de ese beneficio. Los querellantes de la causa por la Masacre de Palomitas, David Leiva y Tania Nieves Kiriaco, temen que se fugue.
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