Como para ir preparando el clima de la reunión que mantendrán hoy su funcionario para la región, Tom Shannon, y Cristina Fernández de Kirchner, el presidente de Estados Unidos, George Bush, elogió al gobierno argentino por su política de derechos humanos. Cuestión de resolver de un saque las diferencias surgidas en la relación bilateral, Bush aceptó ayer las cartas credenciales del embajador en Washington, Héctor Timerman, y lanzó piropos a diestra y siniestra. Hoy temprano aterrizará Shannon para cumplir una agenda cargada de compromisos y con la intención de armar un esquema de trabajo que evite nuevos contratiempos y antipáticas valijas.

“Dinamizar la relación” es la frase repetida en la Cancillería sobre el objetivo que se busca ahora con Estados Unidos. Ese fue el término que utilizaron el canciller Jorge Taiana y el dos del Departamento de Estados, John Negroponte, cuando se reunieron en la reciente cumbre de la OEA.

La nueva dinámica consistiría en encuentros fijos entre funcionarios de uno y otro país –serían semestrales– para analizar la marcha de la relación y limar asperezas, en caso de que las hubiera.

El mecanismo será discutido hoy en el primer encuentro que tiene pautado Shannon en su agenda: un almuerzo en la Casa Rosada al que llegará acompañado por el embajador Earl Anthony Wayne. Allí los recibirán el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el embajador Timerman, dos funcionarios con mucha incidencia en el vínculo bilateral.

“Eso es lo que me encargaron”, suele responder el jefe de Gabinete cuando lo consultan por su intervención en cuestiones que tengan que ver con Estados Unidos. El encargo se lo dio la Presidenta luego del desmadre de la relación cuando se difundió aquel comunicado del Departamento de Justicia en el que reproducía la declaración de uno de los imputados del caso Antonini Wilson: aseguraba que la valija con 800 mil dólares era para financiar su campaña. Fernández mantuvo varios contactos con el embajador Wayne hasta que se enderezaron las cosas. Hubo una aclaración desde Estados Unidos en la que se explicaba que el gobierno argentino no estaba siendo investigando en la causa que se instruía en Miami. Luego, la Presidenta recibió sonriente a Wayne en su despacho.

El moño lo iban a poner Néstor Kirchner y Fernández en el viaje que diagramaron a Washington y Nueva York. Pero Kirchner decidió suspenderlo y Fernández quedó atrapado en las negociaciones por el conflicto con el campo. Shannon, quien lo iba a recibir allá, anunció entonces que viajaba para acá.

En fina sincronización, Bush recibió ayer a Timerman para aceptar sus credenciales como embajador. En el trámite, el Presidente se salteó los protocolos y pidió que le trajeran el obsequio que le llevó el embajador: una versión en inglés del libro escrito por su padre, Jacobo Timerman, Preso sin nombre, celda sin número. “Conozco muy bien la historia de su padre. También a usted, estoy seguro de que puede hacer mucho por ambos países”, le dijo Bush, según relató Timerman. Además, el norteamericano elogió a Cristina Kirchner como “líder regional” y ponderó su rol de “defensora de los derechos humanos”, un rubro que, por cierto, la Casa Blanca no parece tener entre sus mayores preocupaciones.

Las citas, es de imaginar, serán repetidas hoy por Shannon cuando sea recibido por la Presidenta. Antes, verá a Taiana en la Cancillería. El norteamericano permanecerá en el país hasta mañana.