EL PAíS › EL EX COMISARIO FUE LLEVADO DE LA CARCEL AL JUZGADO. INCIDENTES Y REPRESION POLICIAL
A dos días del fallo de la Corte Suprema de Justicia que lo habilitó a reclamar su banca de diputado nacional, a Luis Abelardo Patti le rechazaron el pedido de excarcelación. Apeló a su supuesta “inmunidad parlamentaria” para no declarar.
› Por Adriana Meyer
El saco oscuro debió servir para tapar sus muñecas atadas. Pero no. Un fotógrafo esperó, enfocó y obtuvo la primera imagen de Luis Patti esposado, en su condición de procesado por delitos de lesa humanidad, cuando entraba al juzgado federal de San Martín para ser indagado por un nuevo caso que se suma a los siete que lo llevaron a la cárcel. Eran las 8.45 y todavía no habían llegado sus seguidores del Paufe, el partido con el que ganó una banca como diputado nacional a la que el Congreso le impidió asumir porque consideró que sus antecedentes como represor lo inhabilitan moralmente. Una vez ante el juez federal Alberto Suares Araujo intentó dilatar el interrogatorio invocando su supuesta “inmunidad parlamentaria”. El magistrado, que anteayer había rechazado el pedido de excarcelación del ex comisario, debió postergar el trámite. Cuando Patti partía de regreso al penal de Marcos Paz, el camión celular que lo transportaba recibió una lluvia de huevos y hubo un breve forcejeo entre los “pattistas” y los militantes de HIJOS y otras organizaciones kirchneristas. La policía terminó reprimiendo a estos últimos, con un saldo de tres heridos, entre ellos la abogada Ana Oberlin, y dos denuncias cruzadas: una por las lesiones y otra contra un manifestante del Movimiento Evita por resistencia a la autoridad.
El operativo de traslado tuvo importantes dimensiones, incluyó varios vehículos del Servicio Penitenciario Federal (SPF), del grupo Especial de Intervención del SPF, además de efectivos de la seccional primera de San Martín. Minutos antes de las nueve no había manifestantes en la vereda del juzgado federal 2 de San Martín. Cuando los penitenciarios lo bajaron del celular quedó en evidencia el intento de esconder su condición de reo.
Si pensó que el fallo de la Corte Suprema podía ahorrarle el disgusto de ayer, sus esperanzas se diluyeron pasadas las cinco de la tarde del miércoles, cuando el juez Suares Araujo rechazó su pedido de recuperar la libertad. Lo mismo había resuelto el fiscal federal Jorge Sica cuando argumentó que “los hechos que se le imputan nada tienen que ver con la función legislativa” y recordó que “la inmunidad de arresto que otorgan los fueros parlamentarios tiene el sentido de proteger la función legislativa en contra de un eventual embate del Poder Ejecutivo que, en determinada época pudiera tener una opinión diferente al legislador”.
Una vez que estuvo sentado en el despacho del juez, Patti se negó a declarar, al tiempo que sus abogados, Silvio Duarte y Rafael O’Gorman, presentaban un escrito solicitando la nulidad de la audiencia. Además de aprovechar la resolución de la Corte para tratar de hacer valer sus pretendidos fueros parlamentarios, sostuvo que “nunca debió ser arrestado” y que “lo trajeron por la fuerza”, según precisó a Página/12 una fuente del caso. Suares Araujo ratificó su decisión de tomarle declaración, pero ante esa solicitud debió suspenderla hasta que la Cámara Federal de San Martín se pronuncie. El intento dilatorio funcionó.
Los camaristas ya habían avalado al juez cuando ratificaron el procesamiento con prisión preventiva de Patti por la privación ilegal de la libertad doblemente agravada, la imposición de tormentos a siete personas, entre ellas el diputado Diego Muniz Barreto, allanamientos ilegales y el homicidio de Gastón Gonçálves. A partir de su detención, ocurrida el 22 de noviembre, el expediente comenzó a recibir nuevos testimonios de familiares de sus víctimas y sobrevivientes a sus secuestros. Uno de ellos es un empleado de la imprenta de Tilo Wenner, el periodista y poeta entrerriano, director del periódico El Actual de Escobar, que también se enfrentó a Pa-tti y permanece desaparecido. Si hubiera accedido a la ampliación de su indagatoria, el represor tendría que haber respondido preguntas sobre los dichos de este imprentero, cuya identidad sus abogados pidieron mantener en reserva por temor a represalias, que declaró haber sido señalado desde un auto estacionado en la vereda de enfrente a aquella imprenta. El imprentero se acercó al vehículo, reconoció a Patti y lo enfrentó. Luego del incidente se sintió aturdido, volvió a la imprenta y allí lo fueron a buscar los policías. Una vez en la comisaría de Escobar fue interrogado sobre Wenner y sus actividades, mientras lo golpeaban. Estuvo quince días preso y sobrevivió para contarlo. Wenner desapareció dos días después del golpe de 1976, y el 25 de marzo llegó a publicar en la tapa de El Actual una foto de un perro mostrando los dientes y un editorial de oposición al gobierno militar.
La vereda de San Lorenzo al 2300 se pobló primero de los “pa-ttistas” del Paufe y otros seguidores del represor. Más tarde fueron llegando los militantes de HIJOS, Barrios de Pie, Movimiento Evita, Patria Libre, CTA y Suteba, además de la comisión de sobrevivientes de Campo de Mayo. Un cordón policial se ubicó paralelo al cordón para separar a los grupos, de modo que el del Paufe, más reducido, quedó pegado al juzgado. Mientras los dos sectores amenizaban la espera con cánticos, la esposa y los hijos de Patti entraban al despacho de juez. Poco antes del mediodía, el SPF debió meter el camión celular por la única puerta del chalet donde funciona el juzgado para sacar a Patti en medio de tanto público. Cuando el vehículo se puso en movimiento volaron algunos huevos. “Cuando Patti se fue la policía comenzó a venirse encima de la gente, y así fue que tiraron un balazo al piso que rebotó y me pegó en la pierna. Nosotros para evitar el conflicto estábamos lejos, pero vinieron directo a reprimir, y al pibe que agarraron fue para justificar lo injustificable”, describió a Página/12 Ana Oberlin, abogada de HIJOS Rosario que representa a la familia de Gastón Gonçalves. Fernán López fue el joven demorado algunas horas y que quedó imputado en una causa por resistencia a la autoridad. “Por más que hicieron un corralito para que las cámaras no lo vieran, nos dimos cuenta de que los policías que lo agarraron de los pelos luego lo golpearon en el piso, mientras pasaban los pattistas y lo insultaban”, agregó Oberlin.
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