Vie 11.04.2008

EL PAíS  › EL OFICIALISMO BUSCA INICIAR EL DIALOGO FIJANDO UNA AGENDA DE TRABAJO

Cara a cara con el campo

El Gobierno recibirá este mediodía a los representantes de las cuatro entidades del campo. Será el primer encuentro desde el levantamiento del lockout agrario. El ministro de Economía, Martín Lousteau, no estará presente.

› Por Fernando Krakowiak

Cristina Fernández de Kirchner recibirá este mediodía a los representantes de las cuatro entidades del campo. Será el primer encuentro desde el levantamiento del lockout agrario. La Presidenta estará acompañada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario de Agricultura, Javier De Urquiza, y el secretario de Hacienda, Juan Pesoa. El ministro de Economía, Martín Lousteau, no será de la partida, porque ayer por la noche viajó a Washington para participar de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional. Se espera una reunión eminentemente política que dé por iniciado el diálogo fijando una agenda de trabajo, sin profundizar demasiado en las medidas anunciadas hace casi dos semanas.

La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) se manifestó ayer en “estado de alerta y movilización” e informó que su consejo directivo se mantendrá en “sesión permanente” horas antes del encuentro. De este modo, la entidad, presidida por Pedro Apaolaza, busca meter presión de la misma manera que lo hizo horas antes del último encuentro, cuando publicó una solicitada donde cuestionaba a la presidenta y pedía “Que Dios la perdone y nos dé a todos la templanza para conservar la calma y preservar la paz”.

Carbap es una de las trece entidades que integra Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), pero en las últimas semanas ha dejado en claro cada vez que pudo que no se subordina a las decisiones de CRA ni de la comisión de enlace que ésta integra junto a Sociedad Rural, Federación Agraria y Coninagro. El último desplante que le formuló a los otros dirigentes del sector cuando anunció el levantamiento del lockout. Las cuatro entidades habían acordado comunicar la decisión el miércoles 2 de abril en Gualeguachú, pero Apaolaza informó la noche anterior que daba por concluida la medida de fuerza.

Del lado oficial también buscaron meterle presión a la otra parte. En esta ocasión fue el ex presidente Néstor Kirchner, quien en un encuentro de la Federación Argentina de Municipios se reivindicó como un “soldado” del Gobierno, sostuvo que “todos los argentinos queremos comer carne” y agregó que le causaba “profundo dolor que los más beneficiados por este proceso salgan a cortar rutas, a generar desabastecimiento atacando a la sociedad” (ver página 5).

Mientras tanto, los directamente involucrados en la negociación de hoy evitaron las declaraciones altisonantes. Los presidentes de las cuatro entidades se reunieron en Pilar con el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto, y el titular de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, Eduardo Serantes. Allí también fueron saludados por el arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, quien el día anterior se había reunido con el presidente de Sociedad Rural, Luciano Miguens, y de Coninagro, Fernando Gioino, para rezar “por la patria”. El vocero episcopal, Jorge Oesterheld, aseguró que la reunión había sido programada hace dos días y no después de conocerse que las entidades agropecuarias irían hoy a la Casa Rosada. “A lo largo de una hora, la Iglesia los escuchó, valoró la unidad entre las entidades (del campo) y los alentó a seguir dialogando”, agregó el portavoz.

Las entidades aspiran a poner en debate el conjunto de la política agropecuaria. Piden una rebaja de las retenciones, la eliminación del mecanismo de movilidad que establece el porcentaje de la alícuota, la liberación gradual de las exportaciones y mayores incentivos de precios para la ganadería y la lechería. Sin embargo, desde el Ejecutivo lo único que ofrecen es garantizarles la rentabilidad a todas las producciones agropecuarias a través de reintegros para los pequeños y medianos productores de soja y girasol y compensaciones para los que producen los alimentos que se consumen mayoritariamente en el mercado interno, como harina, cerdo, pollo, carne de vaca y leche, entre otros. El reintegro para pequeños y medianos chacareros promete generar polémica porque los propios técnicos del Gobierno reconocen que su implementación no será sencilla.

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