EL PAíS
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Novedades verdaderas
Por Eduardo Aliverti
Este diario, el viernes, dedicó su título central de portada a la expropiación de dos fábricas, votada por unanimidad en la Legislatura porteña, que bajo diferentes formas jurídicas fueron cedidas a cooperativas de trabajadores. El hecho es muy poco habitual porque, salvo contadas excepciones, las tapas periodísticas –gráficas o audiovisuales– sólo se nutren para sus noticias destacadas de aquello que se denomina aspectos “macro” de la realidad. Por lo tanto, que haya alrededor de un centenar de fábricas quebradas y retomadas por sus obreros y empleados mediante experiencias autogestionarias y cooperativas; que pudieran aumentar los puestos de trabajo; que nadie cobre diez veces los salarios de un operario y que ninguna de las empresas pierda plata ni se funda porque desaparecen los costos superfluos y los dividendos, son considerados como anécdotas del “gran marco” informativo.
¿Son anécdotas estas formidables concreciones de trabajadores en lucha? ¿Es anécdota el ejemplo de lo construido con eficiencia solidaria desde las ruinas dejadas por el libre mercado? ¿Es anécdota que, al fin y al cabo, son nada más y nada menos que nuevas formas de gobierno social? ¿No se podría estar acaso frente a un nuevo embrión de creatividad popular para enfrentar la catástrofe, junto con los miles de experiencias de cooperación de clase y de sectores medios que brotan en toda la Argentina? Además, véanse los últimos días (todos los días, es decir) de “lo importante”. Un juez de la Corte que remite a “una adivina” para saber cuándo se les ocurrirá fallar sobre corralito y pesificación. Un gobierno entero, más el PJ y la UCR, lanzado sin pudor a obstaculizar la difusión de los padrones partidarios. Un ministro de Economía empecinado en podar la banca pública justo cuando más confianza genera. Un canciller que corre a manifestarle a Bush el completo apoyo argentino al ataque a Irak. ¿Por qué esa banda que mezcla a inútiles y delincuentes ideológicos debe ser siempre el centro de atención periodística?
Quizá por aquello que se recordaba hace unos días en boca de Jesse Jackson, ex candidato presidencial demócrata en Estados Unidos: “El mayor despilfarro de los gobiernos no viene de los programas que tratan de resolver las necesidades de los pobres, sino de los que cubren los errores de los ricos. Los errores de los pobres nos cuestan centavos y se exageran. Las fantasías de los ricos nos cuestan miles de millones y siempre se tratan de ocultar”.