Jue 24.04.2008

EL PAíS  › UN DERROTERO DE COMO ZAFAR

Las rejas en el horizonte

› Por Adriana Meyer

Es cierto que el ex comisario y diputado electo Luis Abelardo Patti –-legajo policial 11.541 y legajo Conadep 1530, alias “el Loco”– aún no tiene condenas. Pero estuvo cerca más de una vez de no haber mediado un juez que cambió su sentencia en una causa, una Cámara que declaró la prescripción por el paso del tiempo en otra y veinte años de parálisis por las leyes de impunidad en los demás procesos que lo tuvieron como acusado. La mayoría de sus víctimas están muertas o desaparecidas, sus familiares fueron amedrentados y aún temen por el poder que acumuló el represor. Sin embargo, luego de la impugnación de su diploma en 2005 y, sobre todo, luego de su detención en noviembre pasado, se activaron las dos causas que sí lo pueden llevar al banquillo.

El proceso que duró tres meses en el que Patti pudo ejercer su defensa y los sobrevivientes revivieron su calvario ante los diputados de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamento provocó una revisión de los numerosos casos existentes, en su mayoría relatados en el “Manuel del Buen Torturador” (CELS, 1999). Y también generó la aparición de nuevos testigos, como Juana Muniz Barreto, hija del diputado justicialista Diego Muniz Barreto, secuestrado por una comisión policial que encabezaba Patti y aún desaparecido, que se presentó como querellante ante la Justicia. El caso de su padre se sumó a la causa por el asesinato del militante justicialista Gastón Gonçalves y a los otros 310 casos de la megacausa por los crímenes que se cometieron en el centro clandestino de Campo de Mayo. En noviembre, el juez federal Alberto Suares Araujo determinó que el ex comisario es responsable del secuestro de Muniz Barreto y su colaborador Juan Fernández, de la desaparición de los hermanos D’Amico y de Carlos Souto, y de la detención ilegal de Osvaldo Ariosti. La Cámara de San Martín confirmó la medida pero, además, ordenó que lo procesaran también por el asesinato de Gonçalves.

Fue así que Patti terminó en la cárcel de Marcos Paz, aunque no era la primera vez que estaba preso. En 1983 el torturador confeso estuvo detenido en la Unidad 3 de San Nicolás por el asesinato de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. Tras enormes presiones el juez que lo había encarcelado cambió su posición y lo sobreseyó. La Cámara de San Nicolás confirmó aquel sobreseimiento pero consignó que los testigos habían modificado “extrañamente” sus dichos. Luego de estar siete meses prófugo, fue preso por segunda vez el 4 de octubre de 1990, acusado de haber torturado a los presos comunes Mario Bárzola y Miguel Guerrero. Cinco años más tarde fue absuelto por prescripción del caso sin que hubiera condena. Ahora, una sentencia se acerca porque fue elevada a juicio oral la causa por encubrimiento del teniente Jorge Granada cuando estaba prófugo en la causa por la Contraofensiva. La cuarta detención de Patti sería un trámite inminente, en beneficio de quienes se animaron a hablar porque estaba tras las rejas.

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