Hugo Moyano avanzó un casillero más en su reelección como titular de la CGT. Lo hizo en el plenario del Comité Central Confederal del miércoles, donde logró, en medio de la puja con los “gordos” que pretendían posponerlo para septiembre, la oficialización del congreso que elegirá a las nuevas autoridades para el 8 de julio. Así, dado que su mandato concluye el 14 de ese mes, Moyano evitó una coyuntural acefalía que hubiera dado argumentos a una ofensiva de sus contrincantes encolumnados principalmente detrás del gastronómico Luis Barrionuevo, a la par que se garantizó un tiempo de negociación. Según anunciaron a la salida del encuentro, será justamente a lo largo de ese lapso de conversaciones que se irán definiendo las candidaturas que acompañarán al camionero en su casi segura próxima gestión.

Tanto los gordos como los independientes y el oficialismo cegetista unificaron discursos y salieron en las vísperas del Día de los Trabajadores a saludar la “cohesión del movimiento obrero”. El mensaje estaba claramente dirigido al barrionuevismo, el archienemigo de Moyano. “El que no vino, no vino. No obstante, estamos seguros de que en el congreso de julio estaremos todos. Moyano, con mucha humildad, abogó por la unidad de nuestro movimiento, como sucedió históricamente”, respondió el titular del Sindicato de Peones de Taxis y uno de los principales escuderos del camionero, Omar Viviani.

Por delante, la puja será por los espacios a ocupar dentro la estructura sindical. Y en ese juego la estrategia de los independientes será reclamar para ellos la secretaría adjunta que hoy ocupa José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). Su hombre fuerte es el metalúrgico Antonio Caló.

Además de Moyano, Lingeri y Viviani, se dieron cita en el Polideportivo del Sindicato de Peones de Taxis Gerardo Martínez (construcción), Andrés Rodríguez (UPCN) y Caló, y por los gordos Oscar Lezcano (Luz y Fuerza) y José Pedraza (ferroviarios). También hubo dirigentes de sectores independientes. Sobresalió la presencia de Gerónimo Venegas (Peones Rurales), quien a lo largo del piquete verde retaceó su apoyó al gobierno nacional, uno de los principales aliados del moyanismo.

Allí, además de consensuar el llamado para julio en el club Obras Sanitarias, se constituyó una comisión de poderes de 15 miembros, que convocará el mismo día a un congreso extraordinario y que será presidida por el dirigente del Sindicato de Espectáculos Públicos, Miguel Paniagua. El objetivo de la reunión extraordinaria será reformar el estatuto de la CGT para crear dos nuevas secretarías: Educación e Industria y Producción. Luego, tendrá lugar el congreso ordinario que además de aprobar las memorias y balances de la CGT correspondientes a 2006 y 2007, elegirá la conducción del consejo directivo para los próximos cuatro años.

En sus declaraciones, además de evaluar que hay “un consenso bastante amplio” en torno de su candidatura, Moyano insistió en manifestar su apoyo al Gobierno en momentos de tensión por las densas negociaciones con las cuatro entidades del campo. “Hablé con uno de los dirigentes (rurales, al que no identificó) y me manifestó que tienen la firme voluntad de arreglar. Unicamente falta instrumentar la oferta del Gobierno, que es muy importante y que no sólo cubre sus expectativas, sino que las supera”, destacó. Pero los sindicalistas, muchos de los cuales habían estado reunidos el martes por la noche en la Casa Rosada con la mandataria, se refirieron también a otros temas.

El mismo Moyano, cuestionado por haber marcado la frontera salarial en 19,5 por ciento, apuntó que “el brote inflacionario que ha habido en el último tiempo es producto de la crisis del campo”. Consultado por una radio respecto de si la CGT le cree al Indec, Rodríguez contestó: “No es blanco o negro. Es cierto que estaba tomando índices hoy totalmente rezagados por la evolución de la historia. Es necesario provocar modificaciones, no eternizarse, y cuanto antes, transparentarse a la sociedad”.