EL PAíS › CARLOS “PERRO” SANTILLáN CRITICA EL ROL DE LA FEDERACIóN AGRARIA EN EL CONFLICTO AGRARIO
El dirigente jujeño terminó de alejarse de la CCC tras el apoyo del PCR al lockout. Reclama abandonar el monocultivo sojero.
› Por Martín Piqué
“Muchachos de la Federación Agraria: no sigan hablando de la leche que toman los chicos de las villas, porque con lo que hacen están sirviendo a aquellos que nada les importa lo que pasa en las villas. ¡Sáquense la careta! Digan que no están dispuestos a que se toquen sus intereses. ¿Están dispuestos a que se haga una reforma agraria integral que garantice alimentos para todo el pueblo argentino, para que no haya campesinos despojados de su suelo y para que no se beneficien sólo los terratenientes y sí se beneficie el pueblo argentino?”
Carlos “Perro” Santillán no se caracteriza por la tibieza para decir las cosas. El jujeño del pañuelo en la frente que supo simbolizar la protesta más radical contra el menemismo sigue tan filoso como en los ’90. Hace varios años que dejó el sindicalismo. Ahora se dedica a la militancia social y en derechos humanos. “Los de abajo nos tenemos que unir, sin agachadas. Para que la acción social sea universal, no puede ser direccionada y que algunos grupos se beneficien y otros no”, plantea.
Santillán rompió hace dos años con la Corriente Clasista y Combativa, la agrupación de desocupados fundada por el PCR. Ahora encabeza el movimiento Túpac Katari, una organización de base que lleva adelante emprendimientos productivos, deportivos y culturales. Un ejemplo son las clases de “boxeo social” para jóvenes de barrios humildes que en muchos casos intentan dejar sus adicciones (las clases las dirige un ex campeón de boxeo boliviano, el profesor Dante Saavedra). Túpac Katari también suele organizar protestas contra el gobernador Walter Barrionuevo, al que Santillán acusa de mantener la impunidad en casos de gatillo fácil. “La última represión que tuvimos fue para que nos mantuvieran los capacitadores y nos dieran un poco más para levantar un comedor en el asentamiento El Chingo (en la periferia de la capital jujeña). Nos terminaron reprimiendo malamente”, cuenta a Página/12.
El distanciamiento definitivo con el PCR se profundizó con el apoyo que esa agrupación le dio al lockout agrario. Las publicaciones de la CCC calificaron a la protesta como una “pueblada rural”. Santillán no está de acuerdo, aunque rápidamente aclara que no es partidario del Gobierno. “Están de plano equivocados. ¿Cómo pueden decir eso cuando el levantamiento del campo lo dirige la Sociedad Rural, cuando la sojización está en juego y cuando sale Duhalde a decir que tienen que multiplicarse los campos de soja? El avance de la soja significa que haya menos sembradíos para comer, que haya menos tierra fértil, que la contaminación va a crecer y se van a seguir devastando los bosques nativos. Están totalmente confundidos”, se indigna.
En los últimos años, Santillán se ha convertido en un autodidacta de la cuestión ambiental; también está leyendo bastante sobre seguridad alimentaria. “El mercado de Alemania exige nueve millones de hectáreas más para el biocombustible. ¿Qué se piensa hacer? Además –advierte–, en la protesta no estuvieron expresados los verdaderos dueños de la tierra, los campesinos, los ranchitos en Santiago del Estero, nuestros pueblos originarios, a quienes despojan de sus tierras. Los niños de esas comunidades se siguen muriendo de hambre.”
–¿Qué piensa del rol de la Federación Agraria en el lockout agrario?
–Y... está con la Sociedad Rural. ¿Qué más se puede decir? Y la historia de la Sociedad Rural la conocemos todos desde 1930, con el primer golpe de Estado. Les digo a los muchachos de la Federación Agraria que no sigan hablando de la leche que toman los chicos de la villa. ¡Sáquense la careta! Digan que no están dispuestos a que se toquen sus intereses. A los muchachos de izquierda les pregunto: ¿qué estamos apoyando? No digo que apoyen a Kirchner, porque yo también tengo diferencias, como el tren bala, la minería, en la que los extranjeros se llevan el 100 por ciento de las ganancias, el petróleo lo mismo. Cuando veo comunicados de solidaridad firmados por Cecilia Pando, (Jorge) Asís, elogios a Videla, me pregunto a dónde están yendo los muchachos de izquierda. ¿Dónde están? Están metiendo la pata.
–¿En Jujuy se están quemando campos para ganar tierras para la soja?
–Sí. En Salta y Jujuy la soja ha avanzado una enormidad. La sojización sigue avanzando y está pudriendo nuestro país. Si seguimos creyendo que el campo tiene que ser solamente soja para beneficiar a los más grandes, y no ayudamos a las comunidades aborígenes que quedan al margen cuando sacan las yungas y los bosques nativos, va a aumentar la desnutrición y la pobreza. Ya están quedando miles de familias sin poder comer nada. En el Chaco los aborígenes se están muriendo de desnutrición, en Salta también. El Gobierno tendría que ajustar aún más y llevar adelante una reforma agraria más profunda. Hay que terminar con la concentración de miles y miles de hectáreas en manos de pools sojeros o grandes terratenientes de la pampa húmeda.
–Este modelo de monocultivo sojero, ¿no fue impulsado por el propio Kirchner?
–Sí, claro. En principio impulsó la sojización. Dejó y permitió que Monsanto se siguiera beneficiando como se está beneficiando. Pero ahora hay que decirle a la señora Cristina Kirchner que ponga límites. Así como hace ese muchacho de la Federación Agraria de Gualeguaychú (Alfredo De Angeli) también tiene que expresarse todo lo que está borrado desde hace mucho tiempo por los grandes monopolios comunicativos. Los que fueron despojados de sus campos, los que quedamos al margen del clientelismo político y no nos hemos beneficiado con el Estado. Mientras los beneficios se los llevan otros, los niños desnutridos se siguen muriendo en las comunidades originarias.
–¿Qué piensa del proyecto de construir un tren bala?
–Señora Cristina Kirchner: en vez de construir el tren bala podría hacer el corredor de los Libertadores de América, unir Buenos Aires con Lima en líneas férreas. Con la plata que gastó o va a gastar en el tren bala, se podría ir de acá a Perú. En Jujuy necesitamos la vuelta del tren. Se han muerto pueblos enteros por su falta. Esto es como los sueños del menemismo: aquello de llegar a la estratosfera, o el cohete a Japón. Cristina Kirchner, si está dispuesta a luchar por el pueblo, ponga el tren desde Buenos Aires a Perú y en Jujuy seguramente la vamos a estar aplaudiendo.
–Evo Morales ordenó la estatización y logró el control del 50 por ciento más uno de las acciones de las empresas de hidrocarburos privadas. ¿En Argentina se puede hacer lo mismo?
–Tiene que haber decisión política. Si el Gobierno dice que no está con el modelo neoliberal, tiene que empezar a profundizar las reformas que se están haciendo en Latinoamérica. El petróleo y el gas tienen que ser de todos. Los recursos naturales deben volver a manos del Estado. Hoy el 100 por ciento de los minerales que se extraen se lo llevan los extranjeros. No podemos pensar en un país en el que los argentinos podamos determinar completamente el rumbo si no es haciendo lo que vienen realizando Evo Morales y Hugo Chávez.
–¿Teme que en Bolivia se produzca un golpe contra Evo?
–Lo están preparando. Como creo que también acá en la Argentina está metiendo su cola el diablo: Estados Unidos de Norteamérica. Ese diablo ha metido la cola en Bolivia y también ha puesto sus ojos en Latinoamérica. Si realmente se llegara a una guerra civil en Bolivia, ellos empezarían a triunfar porque todo el conflicto se expandiría hacia la región. Tenemos que estar alertas para defender las conquistas. Sobre todo nosotros, los jujeños. Yo soy hijo de bolivianos, mi madre es boliviana. Estamos dispuestos a ir a Bolivia y dejar nuestros huesos allí para que no siga creciendo el imperialismo.
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