EL PAíS › EL GOBIERNO ANUNCIO LA ENTRADA EN VIGENCIA DE UN NUEVO SISTEMA PARA MEDIR LA INFLACION
Alberto Fernández y Ana Edwin, titular del Indec, revelaron cómo es el nuevo IPC que se aplica desde este mes. Destacaron el aporte de expertos internacionales. Los puntos polémicos.
› Por David Cufré
Pasaron tres ministros de Economía, tres directores del Indec y un año y medio de controversias hasta que el Gobierno anunció la implementación de un nuevo índice de inflación. En junio, cuando se informe la evolución de los precios del mes en curso, será el debut del nuevo indicador, elaborado en base a una renovada canasta de bienes y servicios que contendrá 440 ítem, contra los 818 actuales. También se aplicará un sistema de ponderaciones móviles para indumentaria, frutas y verduras y otros ajustes metodológicos “en línea con la tendencia internacional”. Así lo destacaron ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; la titular del Indec, Ana María Edwin, y la responsable del diseño técnico de la actualización, Beatriz Paglieri, al dar a conocer la noticia. A priori, el punto más polémico es que dejarán de publicarse los listados de precios de los productos y sólo se divulgarán las variaciones porcentuales de un mes a otro.
El Gobierno aprovechó un evento organizado por el Indec para revelar finalmente cómo será el nuevo Indice de Precios al Consumidor. La jornada estaba dedicada a analizar las experiencias internacionales en la confección de ese indicador, con la presencia de expertos de Estados Unidos, España y Francia que participaron en la adaptación de los índices en sus respectivos países en los últimos años. Cada uno de ellos contó los inconvenientes con que se toparon en determinado momento para medir la inflación y las soluciones que adoptaron. Fue el pie para que los funcionarios locales expusieran largamente sobre qué es lo que se hará aquí de ahora en más (ver aparte).
Fernández acudió al cierre de las deliberaciones para llenar de contenido político los anuncios y para aportar detalles de los planes de acción. Fue él quien aseguró que el nuevo IPC ya empezó a utilizarse para registrar la inflación de este mes –los resultados se conocerán en los primeros días de junio– y quien explicó que, en realidad, ese índice se viene testeando en forma reservada desde hace ocho meses.
–¿Y qué da, más o menos inflación? –se le preguntó al jefe de Gabinete al término de su exposición, en una improvisada rueda de prensa.
–Si les contesto se van a quedar con eso y lo que hay que ver es la importancia de los cambios que estamos encarando. No hacemos otra cosa que volver a la experiencia argentina de toda su historia, que se alteró con la convertibilidad, cuando se agregaron cientos de productos importados porque en ese momento tiraban al índice para abajo, respondió.
El funcionario señaló que la idea es publicar por un tiempo tanto el nuevo como el viejo IPC, aunque el que tendrá validez legal será el primero. También precisó que se seguirán contabilizando los precios de prepagas, turismo y colegios privados.
El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quedó al margen de los anuncios, aunque sus principales colaboradores en el Indec –Hernán Brahim y Eduardo Sampino, además de Paglieri–, otros funcionarios de su confianza como Guillermo Cosentino del Mercado Central, economistas de consulta como Eduardo Setti, Daniel y Sergio Carbonetto e incluso su esposa estuvieron allí para representarlo. En algún momento se mencionó que llegaría con Fernández, pero al final no ocurrió.
El nuevo IPC –dijeron– lleva su impronta. Pero en público, Paglieri remarcó la importancia de los aportes de especialistas de otros países, en particular de España y Estados Unidos, con quienes se realizaron intercambios a lo largo de los últimos meses, y el rescate de una tradición metodológica del propio Indec que comenzó a quedar de lado cuando Domingo Cavallo instauró la convertibilidad y estiró su influencia al organismo.
De hecho, uno de los principales cambios que ahora se practican al IPC es la reducción de los bienes y servicios relevados. Con Cavallo, el Indec pasó a contabilizar 818 productos, cuando lo habitual en Argentina era una media de entre 400 y 500 bienes y servicios. En 1988, antes de las modificaciones de los ’90, eran 557 ítem. El efecto buscado, según Fernández, era diluir el registro de la inflación, ya que se incorporaron una gran cantidad de productos importados –puso el ejemplo de las rosas de Colombia y Ecuador– que en ese momento eran más baratos que los producidos internamente por el atraso cambiario.
Pero esa canasta de gastos de los hogares, de 1995/96, ya no tiene nada que ver con los consumos actuales y genera una “enorme distorsión” que “hace aparecer inflación incluso cuando no la haya”, según indicó Paglieri citando a su colega española, Aránzazu García. De allí que ahora se actualice la canasta y se pase a un esquema con muchos menos productos, 440, que representan el patrón de gastos “de más de dos terceras partes de la población e involucra el 77 por ciento de los bienes y servicios consumidos”, sentenció Fernández.
Junto a la reducción de los ítem relevados, se actualiza la base con los datos surgidos de la última encuesta de gastos de los hogares, realizada en 2004-2005. Edwin aseguró que esa información se encuentra disponible recién hace pocos meses. Lo dijo a modo de justificación de por qué se tardó tanto en presentar el nuevo índice, si es que el anterior ya no servía. Por otra parte, Paglieri y Norberto Itzcovich, director del Indec, detallaron el nuevo esquema de ponderaciones móviles para productos estacionales, como frutas, verduras e indumentaria. Cada uno de esos rubros conserva su peso dentro del IPC, pero, a su interior, la ponderación de los bienes cambiará en función de la oferta disponible.
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