EL PAíS › EL JEFE DE GOBIERNO PORTEÑO ANALIZA DOS ESCENARIOS POSIBLES PARA LAS PROXIMAS ELECCIONES
El líder de PRO empezó a pensar en los comicios del año que viene. En caso de que se vea con posibilidades de disputar la presidencia en 2011, hará la votación porteña junto con la legislativa nacional y mandará de candidata a Gabriela Michetti.
› Por Santiago Rodríguez
No es cierto que Mauricio Macri haya pasado las elecciones de comunas al año que viene para “que todos votemos una única vez para diputados, legisladores y autoridades comunales”. Esa fue una excusa más para justificar la postergación de la descentralización de la ciudad y todavía no tiene resuelto en qué fecha llamar a votar a los porteños en 2009. Los posibles escenarios que plantea son dos y la decisión la tomará en función del rumbo que defina para su carrera política: si se siente con chances de pelear la presidencial en 2011, hará la votación local en simultáneo con la nacional con el propósito de dirimir el liderazgo de la oposición con Elisa Carrió; si no, desdoblará los comicios y tratará de plebiscitar su gestión como jefe de Gobierno sin mezclarse en la pelea de fondo.
Las elecciones 2009 representan un desafío para Macri. Por un lado, está obligado a ganar para consolidar su poder en la ciudad. Por otro, una derrota significaría un duro golpe para el caso de que se proponga intentar el salto a la presidencia al término del mandato de Cristina Fernández de Kirchner.
En el macrismo escasean las figuras taquilleras para seducir al electorado. El problema no es nuevo: en octubre del año pasado, apenas cuatro meses después de la abrumadora victoria de Macri en las elecciones por la jefatura de gobierno, Carlos Melconian encabezó la boleta a senador de PRO en la ciudad y terminó tercero lejos. La ganadora fue María Eugenia Estenssoro en nombre de la Coalición Cívica y lo duplicó en votos. El primer candidato macrista a Diputados, Federico Pinedo, hizo un papel más digno en relación con sus adversarios, pero también salió en el tercer puesto.
Macri tiene una única carta fuerte para afrontar una mano que no viene sencilla: Gabriela Michetti. El nombre de la vicejefa de Gobierno ya fue echado al ruedo de los eventuales candidatos a diputados para el año próximo. Incluso ya se articuló el argumento para explicarles a los porteños que la votaron hace menos de un año por qué dejaría su cargo por una banca en la Cámara baja: “En una fuerza en crecimiento, carente de figuras, la postulación es necesaria para apuntalar el proyecto.”
La hipótesis de que Michetti se postule y una vez electa renuncie a su cargo en Diputados para continuar en la vicejefatura de Gobierno ya fue descartada. “Al día siguiente nos matarían”, analizan los macristas y recuerdan el papelón de Rafael Bielsa cuando anunció que dejaba la banca en la Cámara baja para la que había sido elegido por los porteños para emigrar como embajador argentino ante Francia.
Michetti no tiene ningún interés en ser candidata el año próximo. No la convence abandonar la vicejefatura de gobierno porque los porteños la eligieron para estar ahí hasta 2011. Es, además, la candidata natural a suceder a Macri, si el jefe de Gobierno decide competir en las presidenciales. Perderse en el Cámara baja entre 256 diputados la sacaría del centro de la escena porteña.
Muchos advierten que detrás del impulso a la candidatura de Michetti está la mano de Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gabinete porteño y la vicejefa de Gobierno son las figuras salientes de los dos sectores en que se dividen los macristas puros. Nunca se llevaron bien entre sí y el escenario en el que dirimen ahora sus asuntos es el propio Gobierno de la Ciudad.
Rodríguez Larreta sueña con sentarse algún día en el sillón de jefe de Gobierno. Durante 2006 recorrió cada rincón de la ciudad promocionando su postulación, pero su esfuerzo fue en vano: su escasa inserción en el electorado y la decisión de Macri de renovar su apuesta por la ciudad pusieron punto final a su ilusión. El líder de PRO –a quien aconsejaba lanzarse al ruedo nacional– no lo eligió para su fórmula: prefirió sumar a Michetti, que en cambio siempre lo alentó a volver a probar suerte con los porteños. No se equivocó porque, a decir de todos los analistas, fue la imagen de la hasta entonces jefa del bloque macrista en la Legislatura la que hizo posible que perforara un techo electoral que parecía condenarlo a una derrota en segunda vuelta.
Macri sabe de las bondades de la figura de Michetti, pero aún no tiene resuelto si le encomendará la misión de defender los colores de PRO en las urnas. “Lo primero que tiene que definir es su futuro político: una cosa es si quiere anotarse en la presidencial y otra que quiera ir por un nuevo mandato en la ciudad”, explicó a Página/12 uno de sus consejeros políticos.
Hoy Macri duda de qué hacer en 2011. Cuando arrancó su gestión le aconsejaron que se concentrara en los asuntos porteños con el argumento de que no tendría éxito nacional si no hacía antes una buena administración local. Siguió al pie de la letra ese libreto escrito por su asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba hasta que estalló el conflicto del campo. Entonces percibió en Fernández de Kirchner un desgaste que no creyó que fuera a acumular en cinco meses de mandato y empezó a fijar posición en temas nacionales.
Macri cambió de actitud porque no quiere perder el tren en la pelea por el liderazgo de la oposición con Carrió. La referente de la Coalición Cívica picó en punta en esa carrera y esta misma semana salió a marcarle la cancha, al anunciar que se postulará en la Capital Federal en 2009.
Con un ojo puesto en lo que hace Carrió, el líder de PRO no deja de observar tampoco qué ocurre con el gobierno K. A diferencia de la chaqueña, para avanzar con su proyecto político debe nutrirse necesariamente de los peronistas que el kirchnerismo no puede contener. Sus asesores analizan que “Cristina todavía puede mejorar porque tiene mucho por delante, pero si sigue así tal vez sea el momento de empezar a pensar en la postulación presidencial en 2011”.
Macri no tomará ninguna decisión antes de fin de año. En su poder tiene la llave para convocar a votar a los porteños cuando lo crea conveniente y, una vez que resuelva qué hacer de su futuro, manejará los tiempos en beneficio propio.
“Si quiere pelear la presidencia, lo mejor es hacer todas las elecciones juntas”, analizan quienes piensan la política a su alrededor y anticipan que de ser así a Michetti no le quedará más alternativa que calzarse la ya característica remera amarilla de campaña PRO y enfrentar a Carrió: “Vamos a matar o morir con Gabriela y hacemos de las legislativas en la ciudad la interna de la oposición con miras a 2011”.
Para el caso de que Macri considere que el próximo turno presidencial no es el suyo, la recomendación que le dan quienes piensan la política a su alrededor es desdoblar los comicios. “Hacemos las elecciones de legisladores y comunas antes, entre junio y agosto. Las convertimos en un plebiscito de la gestión y después vamos a las nacionales sin presión sobre nuestras espaldas”, le sugieren. Los operadores políticos del jefe de Gobierno descuentan un holgado triunfo en un escenario acotado estrictamente a lo local y consideran, por lo tanto, innecesario arriesgar a Michetti. Dicen que entonces el estandarte PRO bien podría llevarlo el secretario General del gobierno porteño, Marcos Peña.
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