Vie 20.09.2002

EL PAíS  › REPORTAJE AL CANCILLER

Ruckauf presenta los datos como si fueran un “debate ideológico”

Carlos Ruckauf dialogó con Página /12 y acudió a una tesis conspirativa para explicar las denuncias presentadas en su contra ante la Justicia argentina por una periodista alemana. Prometió cooperar con la Justicia francesa, eso sí, por escrito. Y describió la –escasa– confianza que tienen en Europa respecto de Argentina.

› Por Eduardo Febbro

Cuando habla de política internacional sonríe y se explaya en las respuestas. Cuando se le pregunta sobre derechos humanos es lacónico, apela a su máscara más seria y a las teorías conspirativas: “Es un viejo debate ideológico entre Verbitsky y yo”, dice, mezclando ideas con datos, cuando Página/12 le pregunta sobre una denuncia fundada en documentación proveniente de Alemania presentada ante la Justicia Federal de La Plata por una periodista alemana. El canciller Carlos Ruckauf aceptó ser reporteado por este diario horas después de haber salido en su tapa fotografiado durante una reunión con Jorge Rafael Videla.
El documento publicado relataba que la periodista Gabriela Weber aportó un informe de la empresa Mercedes Benz Argentina, donde desaparecieron 14 empleados durante la dictadura. Antes, todavía durante el gobierno de Isabel Perón, del que Ruckauf era ministro de Trabajo, 115 operarios fueron despedidos. Los 14 desaparecidos eran parte de esos 115. Según el texto, “los despidos mencionados eran (un) pedido urgente del entonces ministro de Trabajo y de la dirección de Smata, que ha pedido más despidos todavía. La actuación de la dirección de la empresa Mercedes Benz Argentina aclara que quería apoyar el esfuerzo del ministro de Trabajo y Smata de eliminar elementos subversivos de las fábricas”.
Weber informó a la Justicia que los desaparecidos “formaban y/o estaban alineados con la comisión interna opositora al gremio Smata”.
Ruckauf dijo a Página/12 que todo esto “es un verdadero absurdo” y se quejó de que “se hace una acusación genérica al Ministerio de Trabajo”, cuando en realidad el texto de Mercedes habla del ministro, un cargo unipersonal, y lo relaciona con el Smata. Según el actual canciller, “en ningún momento de mi vida se me ocurrió pedir que se despidiera o se arrestara a gente por motivos gremiales o políticos”.
–Ni bien usted llegó a Francia un juez local lo convocó a testimoniar en el marco de la causa judicial abierta en Francia por los desaparecidos franceses en la Argentina. ¿Qué respuesta aporta usted a esa convocatoria?
–Nosotros (sic) le hemos remitido una nota vía la embajada argentina diciéndole que estamos a disposición de cualquier información que el juez de la causa necesite a través del mecanismo que prevé la convención de Viena. Se trata de que el juez pida la información por escrito por medio de la Embajada Argentina en París. Nosotros (sic, de nuevo) responderemos mediante el mismo mecanismo.
–La Justicia francesa asegura que lo citó a declarar como testigo cuando usted llegó a París porque, a diferencia de Chile, la Justicia argentina no responde los exhortos pidiendo información o testimonios.
–A mí no me llegó nunca un pedido de testimonio. Además, ahora le he habilitado al juez un camino mucho más fácil que el del exhorto, es decir, una nota dirigida al embajador. Yo estoy dispuesto a darle toda la información que la Justicia francesa necesite. Tengo la conciencia tranquila. Pertenezco a los que hemos sido perseguidos, no a los perseguidores.
Aunque los despidos en Mercedes Benz fueron un hecho bien conocido cuando Ruckauf era ministro de Trabajo, y luego también las desapariciones, que en los últimos años motivaron varias audiencias judiciales, Ruckauf dijo desconocer el caso de los desaparecidos de la firma alemana. Prefirió en todo momento centrarse en visiones sobre el pasado más que en hechos. Fue lo que hizo cuando Página/12 le recordó las reacciones hostiles de estos días en el seno de la comunidad argentina y el escrache en su contra en las inmediaciones de la embajada.
Primero el canciller hizo profesión de fe democrática:
–Me parece que todo el mundo tiene derecho a protestar. Es parte de una sociedad libre y en la Argentina esto es muy común. Es natural que haya gente en Francia que opine así.
Y después volvió a confundir ideología con datos de la realidad:
–Hay una actitud –en algunos casos maliciosa– que tiene que ver con el análisis del pasado. Me parece una injusticia que las diferencias ideológicas que hay con algunos se hayan convertido en una falsa imputación hacia el pasado.
–Ministro, una etapa importante de su visita a Francia concluyó este jueves. Luego de los encuentros que mantuvo con los empresarios, con el canciller, Dominique de Villepin, con el gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, y con el ministro de Economía, François Mer, ¿usted siente que obtuvo lo que vino a buscar?
–Bueno, vinimos a buscar apoyo a la apertura comercial y otro apoyo para nuestra negociación con los organismos internacionales. La concreción de esos apoyos se ve luego porque nosotros estamos pidiendo cosas muy concretas. Por ejemplo, pedimos un acuerdo en Bruselas que necesita de los socios europeos para que los comisarios de la Unión Europea acepten un sistema generalizado de preferencias para la Argentina. Este sistema sería muy importante para aumentar los puestos del trabajo en nuestro país ya que permitiría el incremento de las exportaciones. Por otro lado, también vinimos a buscar apoyo para el tan dilatado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
–¿Encontró comprensión ante los argumentos argentinos?
–Los argumentos fundamentales en materia comercial son que la Argentina vive una crisis muy importante, con un alto nivel de desempleo, y es preciso conseguir empleo real para la gente. Al mismo tiempo, hay que decir que los europeos son acreedores de la Argentina y la Argentina, para poder llegar a pagar, primero tiene que reactivar su economía. En nuestra opinión, la reactivación tiene una de sus patas centrales en la exportación.
–París mostró alguna inclinación a colaborar para que la Argentina cierre el acuerdo con el FMI. Al mismo tiempo, acaso Francia puede influir en esa política verbal del Fondo que tantos trastornos provoca.
–Bueno, la política verbal del Fondo es difícil contenerla. Yo he opinado que los técnicos del FMI no deberían provocar alarmas sino hacer análisis de la realidad. Lamentablemente no siempre es así. En el caso del acuerdo con el Fondo hemos explicado que Argentina cumplió con los prerrequisitos que el FMI había planteado y que la demora de un acuerdo es perjudicial para todos. Tengo la sensación de que el ministro francés de Economía entendió mis argumentos, y esto es muy importante. Ahora él tendrá que tomar la decisión, pero mi sensación es que acá están muy preocupados por la suerte de sus empresas. Y la verdad es que tienen razón porque la suerte de sus empresas también está ligada a que se realice un acuerdo con el Fondo.
–En las entrevistas que mantuvo con los grandes empresarios franceses, ¿encontró temor, percibió una sensación de estampida o un compás de espera confiado?
–No hay una actitud homogénea. En general, la sensación que tengo es de tensa espera.
–¿Notó en esas empresas intención de retirarse de la Argentina?
–Esto es difícil saberlo porque nadie muestra todas las cartas. En cuanto al tema bancario, creo que éste es sin dudas el más complejo de todos en la Argentina. El corralito rompió la confianza que el público tenía en el sistema bancario. Recuperar la confianza es muy complicado. Pero yo tengo la sensación de que cuando un banco se va otro viene. No es que hay una ida de todos los bancos.
–¿Cuál fue el planteo de París en lo que atañe los candidatos a las próximas elecciones? La sensación predominante en Francia es que los candidatos actuales carecen aún de la legitimidad requerida para enfrentar una negociación.
–Me preguntaron si iba a haber un acuerdo como el de Brasil, que fue previo a una negociación de largo aliento con el FMI. Yo les dije que este era un tema que debía conversarse más adelante, cuando se sepa quiénes son los candidatos de cada partido. Por ahora son todos precandidatos.
–Usted llegó a Francia proveniente de Estados Unidos. ¿Acaso París y Washington, en suma, Europa y Estados Unidos, tienen una misma visión del mundo y de los problemas argentinos?
–Bueno, en lo que atañe la Argentina cada uno de estos países ha asumido una asociación con el otro. El Grupo de los Siete funciona de una forma muy homogénea. No hemos encontrado ninguna fisura en el tratamiento del caso argentino. Ahora bien, respecto a las inspecciones del armamento iraquí también hay una posición común. Pero respecto a qué hacer después, ahí la posición es muy distinta. Francia tiene una actitud idéntica a la nuestra. Nosotros creemos que nadie tiene que negarse a las inspecciones de las Naciones Unidas porque esos inspectores de la ONU no son inspectores norteamericanos, son inspectores de todos nosotros. Pero estamos en contra del bombardeo a ciudades abiertas y en contra de un conflicto unilateral.

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