Dom 25.05.2008

EL PAíS  › EN GOBIERNO DICEN QUE VOLVERAN A REUNIRSE CON LOS RURALISTAS

Mañana será otro día

El encuentro, según confiaron, será este mismo lunes y fue acordado con los dirigentes agropecuarios, quienes se mostraron dispuestos a retomar el diálogo.

› Por Daniel Miguez

El Gobierno y los empresarios del campo volverán a encontrarse mañana. Así lo acordaron y se espera que no ocurra nada lo suficientemente traumático como para poner en riesgo ese encuentro. En la reunión estará el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, contra lo que habían decidido el jueves pasado con respecto a que la negociación a partir de ese momento quedaría en manos del ministro de Economía, Carlos Fernández.

A pesar de que en público no lo confirmaron, los dirigentes de las entidades agropecuarias les aseguraron a funcionarios del Gobierno que están dispuestos a continuar las tratativas, atendiendo a la convocatoria que quedó planteada el jueves. Como respuesta obtuvieron la conformidad oficial y los anoticiaron de que el jefe de Gabinete volvería a participar del encuentro. La confirmación de la reunión refuerza la sensación de que existe una intención de poner calma, lo que está en línea con el discurso “institucional” –como lo definieron en el Gobierno– que dará hoy la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Salta (ver página 5).

El de mañana será el cuarto encuentro y el Gobierno presentará su propuesta para modificar las retenciones móviles en lo que pueda afectar a los llamados mercados a término, el punto central del reclamo de los ruralistas.

La idea del Gobierno, como anticipó Página/12, es aplanar la curva de porcentaje de retenciones. En el decreto 125 del 11 de marzo, que desató el conflicto, el porcentaje de retenciones a la exportación de soja y girasol va subiendo gradualmente de acuerdo con el incremento del precio de las dos oleaginosas. Pero esa curva pega un salto importante al estipular que si el precio supera los 600 dólares la tonelada, la retención será del 95 por ciento. Eso es lo que el Gobierno ofrecerá modificar. Es decir que la curva mantenga la misma gradualidad precio-porcentaje de retención sea cual fuese la cotización de la soja y el girasol.

La propuesta que llevaron el jueves pasado los integrantes de la Mesa de Enlace de los productores agropecuarios es la de poner un tope a las retenciones. La Federación Agraria quiso impulsar un sistema de retenciones diferenciadas de acuerdo con los volúmenes de cosecha de cada productor, para que a los más chicos se les retenga menos y los más grandes tributen en mayor proporción, pero eso le fue impedido por las otras tres entidades con las que se aliaron.

Quizás el reencuentro entre los dos ministros Fernández y los cuatro titulares de las cámaras agropecuarias no sea fácil después del encontronazo que volvieron a tener hace apenas tres días, pero también se percibe que unos y otros están evaluando que necesitan entrar en un camino que los lleve al fin al conflicto.

En mucho incidió que ese acuerdo no se encarrilara el jueves el acto previsto para hoy en Rosario, donde los ruralistas aglutinarán a casi toda la oposición. Aunque nadie lo dijo, ni siquiera off the record, de los comentarios que recogió Página/12 se desprende que el Gobierno pateó para mañana su propuesta sobre como destrabar la cuestión de los mercados a término porque no quería darles a los ruralistas un trofeo para alzar hoy en Rosario. Y los ruralistas, haciendo la lectura contraria al Gobierno, creyeron que obtener una buena noticia el jueves pasado les hubiera significado una merma considerable en la concurrencia a su acto porque contaban con una mayoría a la que sólo movilizaba su enojo con el Gobierno, más allá de las retenciones móviles.

De todos modos, entre los ruralistas no hubo una evaluación coincidente, lo que se evidenció claramente en el contraste entre sus duras declaraciones ante los periodistas y el buen tono –algunos con más elocuencia que otros, es cierto– con que Luciano Miguens, Fernando Gioino, Mario Llambías y Eduardo Buzzi se despidieron de los Fernández. En el medio los cuatro dirigentes se reencontraron con los doce dirigentes que los acompañaron y que el jefe de Gabinete no dejó que participen de la reunión y rápidamente, desde atrás de la puerta de la oficina del Ministerio de Economía donde estaban, se escucharon las voces destempladas que dejaban traslucir pases de facturas. Finalmente Buzzi, Llambías y Miguens (Gioino no, porque por la discusión con sus pares sufrió una descompensación y tuvieron que llamar a una emergencia médica) salieron y dijeron que el encuentro había sido “malo” y que se iban decepcionados, en absoluta contradicción con Alberto Fernández, que minutos antes, en conferencia de prensa, había calificado la reunión como “fructífera”.

Hoy entre los discursos de Rosario y Salta quizás quede preparado el terreno para llegar a un punto intermedio, que permitan poner fin a una pelea que ya lleva 74 días.

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